Un kilómetro de estruendo

Un kilometro de estruendo

“Lo tuve entre mis brazos y me decía llorando: ‘No me dejes morir’”. Es lo que recuerda Zami Balón del pedido que le hizo un compañero de la unidad educativa Víctor Muñoz Córdova del cantón General Villamil (Playas), donde a las 17:30 del jueves una al

Néstor Mendoza / Pamela Vera

Playas (I)

“Lo tuve entre mis brazos y me decía llorando: ‘No me dejes morir’”. Es lo que recuerda Zami Balón del pedido que le hizo un compañero de la unidad educativa Víctor Muñoz Córdova del cantón General Villamil (Playas), donde a las 17:30 del jueves una alumna del Proyecto flexible de educación básica murió y otros 16 resultaron heridos.

La joven tuvo que poner en práctica los estudios de primeros auxilios que recibe en el lugar, al ver la terrible escena.

“Los chicos salían arrastrándose del aula, pues tenían las piernas lastimadas”, relató Zami, quien en el momento del estallido estaba en un salón vecino.

¿Pero qué produjo realmente la explosión? El Ministerio del Interior informó que, según las primeras indagaciones de la policía, el estallido ocurrió luego de que un alumno de 17 años y otro de 16 manipularon un proyectil ojival (tipo militar) cuando se encontraban en el Aula 3 del plantel educativo.

La detonación, que fue escuchada hasta 1 km a la redonda, alertó a los habitantes del sector, quienes llamaron al ECU-911 Samborondón.

Un informe preliminar presentado por el teniente coronel Richard Coellar, jefe de la Dinased de la Zona 5, señala que, según información reservada y aplicando diferentes técnicas de recolección de datos, “se supo que uno de los jóvenes encontró el artefacto cerca de la vía principal, en el sector denominado Engabao (polígono de práctica de uso militar abandonado), lo guardó en su vivienda y luego lo llevó al centro de estudios, donde se le cayó, produciéndose la tragedia”.

Santos Bravo, quien aseguró haber atestiguado el hecho, contó que fue un estudiante de origen colombiano quien habría llevado cuatro ojivas y se las dio a sus compañeros, pero que solo una se quedó con ellos. Sin predecir las consecuencias, afirma que los chicos se pusieron a jugar con el artefacto poniéndoselo en la cara. Luego lo depositaron en una mesa, de donde se cayó y se produjo la explosión.

La persona más cercana al objeto era María José Campoverde, de 26 años. El estallido la levantó y estrelló contra la pared. La joven, quien hace dos años enviudó y quedó a cargo de dos hijos de 3 y 7 años, murió como consecuencia del golpe que recibió en la cabeza y otras fracturas en el cuerpo.

Con los primeros indicios, la policía allanó los domicilios de los adolescentes, en busca de otro explosivo similar, pero no se encontró nada.

Santos dice que acusaron a su hermano de llevar el artefacto. Los dos muchachos permanecen en la sección traumatología del área de emergencia del hospital Guayaquil, por presentar múltiples heridas. Están con custodia policial.

Otros dos estudiantes de 19 y 30 años también permanecen asilados en casas de salud de Guayaquil.

El ministro de Educación, Augusto Espinosa, ofreció su apoyo a la madre de la víctima y a los padres de los estudiantes heridos. Se dará charlas con los consejeros y psicólogos estudiantiles. Ayer, las clases en el plantel fueron suspendidas.

La alcaldesa de Playas, Miriam Lucas, prometió una plaza de trabajo a los familiares de María Campoverde. Pidió que se investigue el abandono de artefactos explosivos en el campo de ensayo de los militares en Engabao. “No es la primera vez que hay víctimas por estos artefactos”, aseguró Lucas.