Que justicia se practica

La función Judicial es un poder del Estado capaz, y sin mucho esfuerzo, de instaurar en la sociedad el principio de igualdad. Los jueces, llamados guardianes de la Constitución, pueden dar la razón a quien la tiene, independientemente del cargo público que ostente, de la fortuna que posea o de las influencias que maneje. Pueden contribuir con la sociedad en su lucha contra la impunidad y la corrupción con sentencias y resoluciones transparentes. Su actuación recta generaría la sensación de que la justicia es real y que se practica diariamente. Sin embargo, cuando se vuelcan a defender los “derechos” de los servidores públicos en lugar de proteger las garantías de los ciudadanos, una no puede dejar de preguntarse: ¿alguien sentirá vergüenza, por lo menos? ¿Existirá servidor judicial que se ruborice ante cosas así? Tan solo rumores en los pasillos que dejan ver que también están cansados y otros que insinúan que por fin, pronto se acaba este régimen, uno que emite “sentencias” los sábados, en las cadenas correístas, en donde se dice que tal persona es culpable o inocente y, casual y rápidamente, los jueces actúan coincidentemente. ¿Dónde queda la seguridad jurídica, el acceso a la justicia, los principios del debido proceso, la posibilidad de defenderse, el derecho a ser considerado inocente hasta que se muestre lo contrario? Motivaciones incoherentes con los derechos humanos que terminan en resoluciones que coinciden con el pensamiento del presidente. De esas coincidencias ideológicas hay muchas resoluciones. Me dirán que puede resultar muy fácil criticar a la función pública en general, hacerse percepciones erróneas y todo lo demás, pero después de tantos años, después de ver tantos casos que se han presentado con dinámicas extrañas, después de que la mayoría de los detenidos en protesta sociales son los que piensan distinto, los que han criticado, los que han cuestionado la gestión, es decir, personas que han ejercido sus derechos de control social sobre lo que sus servidores hacen... Sí, después de todo eso nos queda la natural duda sobre qué mismo es lo que se practica diariamente. Tal vez los encarcela el miedo, la obediencia, la indiferencia, quién sabe... ¡La ausencia de compromiso tiene tantas caras! Sea lo que sea, no nos queda otra opción que seguir luchando para poner a la justicia en libertad.

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