Justicia, cuando llegas
Como ciudadano común, me hago eco del clamor de la mayoría de los habitantes de este vapuleado Ecuador y me pregunto: ¿hasta cuándo seguiremos esperando la aplicación de una justicia, por lo menos, lógica? Ágil, es mucho pedir.
Es que los casos de ausencia de la tan mentada justicia aumentan con el paso de los días, en todo acto que descubre las acciones perversas, mal intencionadas, que heredamos de una década nefasta en nuestra historia.
Don Juan Montalvo, de vivir, tendría material suficiente para escribir más de sus Catilinarias. Yo creo que el personaje de sus primeras sería, como se dice ahora, un niño de pecho, si se compara con el del ático.
Atila y los hunos, con toda la destrucción causada en el pasado año 434, se podrían comparar a los representantes del neocomunismo perfeccionado por los obnubilados del foro de Sao Paulo.
Desde la elaboración del mamotreto de Montecristi y de todos sus tentáculos, como el Cpccs, pasando por la desaparición de los estamentos que alguna vez sirvieron para formar uno de los poderes del Estado, con la total independencia necesaria para su libre accionar en una democracia plena.
El escudo creado para protegerse las espaldas y no ir a parar al sitio que les corresponde, es inmenso, elaborado por mentes malévolas. Lo más triste es que la tendencia continúa y de manera soterrada nos llevan al infierno, ¡en el que se revuelven destrozados los venezolanos!
Cuidado la invasión de carácter humanitario nos cerca y aniquila, con la venia de quienes por mandato tienen que velar por nuestra seguridad y democracia.
Ecuatorianos abran los párpados para que los ojos nos enseñen el camino por el que nos encontramos transitando. Piensen en el futuro que les vamos a dejar a nuestros descendientes, víctimas inocentes de nuestra indiferencia.
De manera ordenada, vía constituyente o consulta, acabemos con el origen de todos nuestros males, que se elaboró en la tierra que vio nacer al general Alfaro, quien con su revolución acabó con el oscurantismo en el Ecuador.