
Jubilados pagan a sus instructores con bingos
Ley. El artículo 38 de la Constitución dispone que el Estado establecerá políticas públicas y programas de atención a los adultos mayores.
La inactividad tras la jubilación puede desembocar en sensación de soledad, tristeza, depresión e incluso sintomatizarse de manera física y agravarse, según expertos, hasta volverse mortal.
Con esos antecedentes, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social propuso hacia años el Programa de Envejecimiento Activo y Saludable en centros especializados para este fin, pero hoy, por falta de instructores contratados, esa iniciativa se ve amenazada.
Los maestros de las diferentes disciplinas: danza, corte y confección, música, bailoterapia, entre otras, tienen cinco meses sin contrato. Muchos desertaron; otros trabajan gratis con la esperanza de concretar una plaza fija o por activismo. A algunos, de acuerdo con una reportería que hizo este Diario en varios de los centros, les hicieron firmar una carta como voluntarios.
En medio de este momento incómodo están cientos de jubilados, testigos mudos del escenario. “Muchos instructores se han ido, a otros les hacemos bingos y rifas para ayudarlos de alguna manera, porque valoramos mucho su esfuerzo”, recuenta Jannet Avilés, del centro ubicado en Luque y Avenida del Ejército.
Esa solidaridad tiene un trasfondo mucho más complejo. Estos no son sitios donde solo se hace gimnasia o alguna otra actividad. Allí, defiende Walter Rosero, un miembro activo de “la canchita” -como le llaman al centro para jubilados del Teodoro Maldonado- se encuentran amistades y se entra a un cambio psicológico. “Es, en definitiva, la oportunidad de un renacer que nos salva de la soledad de la vejez”.
Juan Castro, de la Asociación de Jubilados de las Telecomunicaciones, adscrita al programa y cuya sede se ubica ahora en Lorenzo de Garaicoa y Portete, cuenta que de diez instructores que tenían, ahora solo van cuatro. “Es terrible esta incertidumbre de estar en el aire. De no saber si tenemos presupuesto o no”.
En febrero de este año se realizó la Primera Asamblea Ampliada de este programa. EXPRESO tuvo acceso al acta de esta reunión. En ese documento, una funcionaria reconoció el problema y explicó que el atraso en la contratación de instructores responde a la necesidad de cumplir con procesos de contratación.
“Ahora -tranquilizaba a los jubilados- hay un proceso más sencillo llamado Feria ciudadana para la contratación”. Adelantó entonces que la primera semana de marzo se daría a conocer la nómina de los profesores nominados para el nombramiento.
Isabel Carbo, otra de las jubiladas, recuerda que los instructores tienen necesidades. “Aunque la presencia constante de jubilados mantiene abierto el centro, no es justo lo que pasa. Gracias a los instructores es que hemos aprendido a sobrevivir. Ellos nos salvan”.
Su compañero Vicente Avilés cuenta que a veces los jubilados fungen de instructores. “Se planteó aquello, pero no es la forma de resolver”. “El Seguro debe resolver. Sin instructores todo está vacío. Muchos no vienen ya, y no venir significa caer en depresión”, comenta por su parte Jannet Avilés.
Desde el lunes, este Diario pidió al IESS que indicara qué autoridad está a cargo del tema para que diera su versión sobre esta problemática. Al cierre de esta edición se comunicó que la solicitud está en proceso.
Se supo, sin embargo, que esta mañana los jubilados se reúnen con funcionarios para tratar el tema, que solo en Guayaquil afecta a 66 instructores de doce centros que funcionan en tres circuitos. Hay también uno en Durán y otro Milagro.
“Me quedo por amor a los jubilados”
Por obvias razones no da su nombre ni el centro para el que trabaja. Es hombre joven. No llega a cuarenta.
Desde que trabaja como instructor ha firmado contrato como servicios prestados. Es decir, no lo afilian. En cambio, lo obligan a inscribirse en el seguro voluntario. “Hay negligencia de parte del IESS”, opina.
Tiene otros ingresos para sobrevivir. “Muchos de mis compañeros se han ido desesperados por falta de dinero. Yo me quedo por amor a los jubilados. Ellos cautivan. Necesitan atención después de haber servido al país”.
Otros Pedidos
Cambio de casa
Los jubilados que asisten al centro de Luque y Avenida del Ejército piden “cristalizar el anhelo de tener un edificio funcional de planta baja”. Creen que lo oportuno es llevar esa sede a la ciudadela Bolivariana, pues el lugar donde ahora funciona el centro ni siquiera tiene ascensor para facilitar el acceso.
Autogestión
EXPRESO conoció que los jubilados del centro de Luque han contribuido económicamente para la adquisición de implementos para las clases prácticas de los diferentes talleres. En cuanto al pago solidario a los maestros en varios centros, se hace aunque los bingos y las rifas están prohibidos.
Requisitos
Para cumplir con la contratación, los instructores deben presentar 30 firmas de apoyo de los participantes, como constancia de las clases y tener experiencia de más de un año (según la categoría). Se conoció que está previsto que firmen un contrato por dos meses hasta que se concrete el proceso.