
Israel disparó contra civiles que esperaban por comida en Gaza: Hay 81 muertos
La ayuda humanitaria es limitada. Ciudadanos se aglomeraron para hacer fila por sacos de harina
Hasán Uda, de 50 años, yace en una camilla del hospital Al Shifa. Tiene heridas en la pierna y la cabeza, pero a pesar del dolor, su voz se mantiene firme para denunciar el horror. "Estoy agotado. ¿Qué quieren? Es muy duro. No sé si nos están combatiendo a nosotros o a la resistencia", lamenta este padre de ocho hijos que solo salió a buscar harina y volvió con el cuerpo roto. Su caso es uno entre cientos de una nueva masacre en Gaza.
Cuerpos en las calles y hospitales colapsados: la masacre de la harina en Gaza
Uda es uno de los más de 150 palestinos heridos este domingo cuando el Ejército israelí abrió fuego contra miles de civiles que aguardaban la llegada de camiones con alimentos cerca del puesto de control de Zikim, en la norteña Beit Lahia. Al menos 81 personas murieron en el ataque, según confirmaron fuentes médicas a la agencia EFE. Los testimonios desde los centros de salud son desgarradores y evidencian la desesperación de una población asediada por el hambre.

Mohamed al Yabda, con la pierna ensangrentada y tirado en el suelo de un hospital, apenas encuentra aliento para contar lo sucedido. "Nos dispararon hasta que caímos. No hay comida, no tengo nada para comer. Por eso fui. Mis hijos llevan tres días sin comer. Se duermen con hambre", relata con esfuerzo.

La masacre dejó su huella imborrable en los ya colapsados hospitales de la Franja. Al menos 37 cadáveres fueron trasladados al Al Shifa y otros 19 a la clínica Sheikh Radwan. Sin embargo, la cifra podría ser mucho mayor, ya que, según testigos, al menos 50 cuerpos más permanecían tirados en la calle, sin que los equipos de emergencia pudieran recogerlos por la peligrosidad de la zona.
La tragedia no se limitó al norte. En Rafah, al sur, al menos seis palestinos murieron por disparos cerca de uno de los puntos de distribución de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), una entidad respaldada por Estados Unidos y designada por Israel para gestionar la ayuda. Según una investigación del diario Haaretz, las tropas israelíes que custodian estos complejos militarizados tienen permiso para abrir fuego contra civiles bajo el pretexto de evitar aglomeraciones.
Mientras la cifra de muertos por desnutrición sigue creciendo, con cerca de 90 víctimas, en su mayoría niños, desde el inicio de la ofensiva, la desesperación es total. "Solo quería harina", repite Uda desde su cama, como un eco de la tragedia que vive un pueblo atrapado entre las balas y el hambre.