Invento ecuatoriano evitara que plasticos lleguen a Galapagos
El ingeniero ecuatoriano Inty Gronneberg, que inventó una turbina para recoger plásticos del agua, prevé instalar este año el primer equipo de ese tipo en su país, a fin de evitar que esos productos lleguen por el mar al archipiélago de Galápagos.
El ingeniero ecuatoriano Inty Gronneberg, que inventó una turbina para recoger plásticos del agua, prevé instalar este año el primer equipo de ese tipo en su país, a fin de evitar que esos productos lleguen por el mar al archipiélago de Galápagos.
“En Ecuador existe una condición en particular: los plásticos que salen desde los ríos hacia las costas ecuatorianas son dirigidos por las corrientes oceánicas hacia las islas Galápagos, entonces es importante evitar el flujo de los plásticos”, dijo Gronneberg en entrevista con Efe.
Las islas Galápagos, declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1978, están situadas a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.
Gronneberg expresó su esperanza de que pueda instalar este mismo año en uno de los ríos una barrera que tiene turbinas y que junto a otros equipos, que se pueden colocar en barcos, forman parte del invento que le ha significado el reconocimiento como “inventor del año” por la revista MIT Technology Review.
El primer equipo (barrera) que planea colocar en Ecuador es un sistema que usa turbinas para generar energía mecánica, que permite la extracción de los plásticos y que puede almacenar un máximo de 80 toneladas diarias.
Para ese material recogido, los expertos buscan alianzas con empresas que utilizan el plástico para distintos usos.
Nacido en Ibarra (norte) hace 34 años, Gronneberg cursó sus estudios secundarios en el Instituto Tecnológico Superior Central Técnico, de Quito, para graduarse luego como ingeniero mecánico en la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE).
Hace cinco años viajó a Londres para conseguir una maestría en Ingeniería de Manufactura y Mecánica.
Gronneberg, que está actualmente en la recta final de un doctorado en Ingeniería de Diseño enfocado a Ecosistemas de Innovación Tecnológica, recibió hoy de manos del jefe de Estado, Lenín Moreno, una condecoración por su invento.
Sobre el proceso de creación, explicó que el avance se mide en niveles del 1 al 8, siendo el primero el concepto y el último la producción en masa.
“Nosotros estamos en el nivel cuatro, que son los análisis y desarrollos que hemos hecho en bancos de pruebas en la Universidad y ya estamos listos para el siguiente nivel, que es la primera implementación ya en sitio, en la vida real en un río”, señaló.
Aunque todo depende de la financiación, expresó su esperanza de instalarlo este año y que el reconocimiento entregado por Moreno les “abra puertas”.
“Ojalá se pueda hacer incluso base tecnológica en el país para desarrollar el sistema y exportarlos desde aquí a la región”, comentó al calcular que en la fase de desarrollo tecnológico se invertirá en total un millón de dólares, de los cuales 700.000 le otorgó para este año el Gobierno británico.
De padre noruego, Gronneberg estima que para la implementación de la infraestructura requerirán alrededor de dos millones de dólares, para lo cual están abiertos a inversiones privadas o de organizaciones internacionales.
El ecuatoriano viaja hoy mismo a Londres para continuar con sus estudios y avanzar en su invento, que lo ha convertido en uno de los “Innovadores menores de 35 Latinoamérica 2018 MIT Technology en español”.
El inventor ha dejado “en alto el nombre de Ecuador con un trabajo digno de elogio y ejemplo para presentes y futuras generaciones”, apunta el decreto suscrito hoy por el jefe de Estado.
Es deber del Estado -agrega- reconocer los méritos y exaltar las virtudes de las personas que, como Gronneberg, han dedicado su esfuerzo y trabajo al servicio y prestigio del país.
En su portal, MIT Technology Review señala que la contaminación por plástico tiene un nuevo enemigo: turbinas capaces de recoger hasta 80 toneladas al día en ríos.
Los mares y océanos se han convertido en un gran vertedero al que la humanidad tira toneladas de residuos plásticos que se acumulan e impactan la vida de la fauna acuática, reflexiona.
Incluso, aunque el usuario deposite una botella de plástico en el contenedor de reciclaje adecuado, esta puede terminar en el mar, entera o triturada en infinidad de fragmentos minúsculos, por la acción del viento y las lluvias, agrega.