Inquietante desencanto
A cuatro semanas del inicio formal de la campaña electoral y cuando los días que vienen propician otro tipo de preocupaciones, no necesariamente las vinculadas a la política, resulta cívicamente inquietante conocer el grado de indefinición que respecto a la selección de sus potenciales favorecidos, reflejan las encuestas realizadas por empresas especializadas.
Aunque este tipo de investigaciones, efectuadas durante los periodos de campaña, ha tenido recientemente y en ámbito internacional resultados no coincidentes con los obtenidos durante los escrutinios, por razones que se atribuyen al voto vergonzante o voto oculto, para el caso de lo comentado es llamativa la uniformidad lograda por distintas empresas respecto de quienes todavía no definen por quién van a votar.
Así, queda claro que aun dividiendo la pregunta entre quienes no tienen decidido por quién votar o aquellos que ya lo han hecho pero podrían cambiar su decisión, el grupo de los indecisos alcanza entre un 51 % y un 60 % del electorado.
Frente a este hecho, más que disquisiciones sobre sus causas, cabe reflexionar sobre el rol de los candidatos y sus propuestas, en el caso de que las hubiesen planteado más allá del formalismo de presentar un “plan de gobierno” en el acto de inscribir sus candidaturas, textos que con seguridad no han leído ni los vocales del Consejo Nacional Electoral y tampoco algunos candidatos que las mandaron a elaborar para cumplir el requisito.
Sin duda, no existe sintonía entre el impacto de la crisis, que cada día se evidencia con mayor fuerza, las propuestas para superarla, y la coherencia de las mismas, que por un lado insisten en prometer gratuidades, al tiempo que reducir ciertos impuestos y eliminar otros.
¿Conocen los candidatos la magnitud del déficit fiscal, la de los compromisos de la deuda externa, el volumen de la adquirida con los fondos de la seguridad social, el uso de recursos de la reserva o los destinados a encaje bancario, este último recientemente incrementado contribuyendo al fortalecimiento de la recesión? ¿Conocen cuántas cuentas pendientes, de vencimiento inmediato, van a tener que enfrentar en mayo del próximo año? Por el estilo, ¿tienen claro el porvenir? ¿O acaso la crisis no es tan grave como se ha pintado y el solo cambio de la línea política del gobierno la empezará a resolver mágicamente?