Informe del Desarrollo Humano de Ecuador

El Informe del Desarrollo Humano del Ecuador en 221 cantones, reciente publicación de Fundación Ecuador, escrito por Juan José Illingworth Niemes y Felipe Ricardo Campaña Castro, deja saber, por primera vez en forma cuantitativa y por habitante, cuanto invierte el Estado en salud y educación, además de la esperanza de vida y renta de los ecuatorianos, por cantón. Hasta antes de 1990 el único indicador disponible para medir el bienestar de las personas era la renta per cápita. En 1990 el economista paquistaní Mahbub ul Haq creó el Índice de Desarrollo Humano, que además de valores monetarios incluye educación, salud y esperanza de vida. Las Naciones Unidas publican anualmente el IDH. El citado estudio elaborado en 276 páginas está lleno de estadísticas y gráficos.

Como no hay espacio para analizar todos, indico una parte muy pequeña de lo más destacado. La mayoría son citas del informe. Se observa que los cantones de la costa son muy mal atendidos en relación a los de la sierra. En las ciudades de mayor crecimiento económico, Quito se encuentra en el sexto puesto, Guayaquil en el 14. En educación, cito el informe: “En el ‘top ten’ con mejor nivel, no hay ni un solo cantón de la costa. Guayaquil ocupa el lugar 31 en el país en cuanto al componente educativo, que se refiere a la cobertura del acceso al lenguaje escrito [...] Samborondón, en décimo lugar, es el único cantón costeño que está en el ‘top ten’, en cuanto a la matriculación de la población en la educación primaria [...].

Al igual que en la primaria (básica) y secundaria (media), también en la educación universitaria sucede que apenas un solo cantón del ‘top ten’ pertenece a la costa, región que, cuando se analiza la inversión pública en educación, las últimas décadas, se ve muy discriminada por la administración pública central”. En educación general Quito está en puesto octavo, Guayaquil, décimo segundo.

En IDH global, Quito está en cuarto lugar y Guayaquil en décimo primero. Cuando se estudia esta inequidad, se culpa a los políticos guayaquileños, asumo que en otras provincias costeñas acusan a sus políticos. Pero nos cruzamos de brazos; se interpreta como una fatalidad, sin solución.