Industrias 4.0 el arranque de una nueva era
Hay quienes le auguran un papel trascendental como el que tuvo la máquina a vapor en el siglo XVIII. El arribo de nuevas tecnologías digitales y robotizadas ha empezado a proponer en el mundo un cambio también radical en la forma de producir y competir en los mercados. Para algunos economistas se trata del nacimiento de una Cuarta Revolución Industrial, una era que plantea una disyuntiva para las empresas de Ecuador: avanzar o ahondar su rezago.
Algunos expertos creen que el estancamiento tecnológico podría posicionar a algunas empresas nacionales en algún punto entre la segunda y tercera revolución industrial. No obstante, hay quienes evitan generalizar aunque terminen aceptando una gran verdad.
Xavier Abad, exministro de Industrias en el 2008, vuelve a la palestra pública para explicar que el retraso que hoy vivimos en parte se debe al proteccionismo industrial del modelo cepalino que en las últimas décadas hemos venido siguiendo. Nos hemos quedado estáticos, opina, en una posición cómoda, “sin la exigencia suficiente para que cierta industria nacional se pueda desarrollar”.
Ahora que el fenómeno del uso de mejores tecnologías está en camino, dice Abad, al país le toca irse insertando en esta nueva cultura de producción. Si bien en Ecuador ya se ven destellos de una mayor automatización en los procesos de producción, un mayor uso de esquemas de informática y manejo de data, este es un proceso que deberá profundizarse.
El tan anunciado cambio de matriz productiva que viene promulgando este Gobierno y que hoy tiene a la generación de energía limpia como su gran logro, genera expectativas en Jaime Macías, un catedrático e investigador de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). Sin embargo, tiene claro que para llegar a tener industrias 4.0 se requiere de una política integrada que facilite una cantidad sustancial de recursos económicos, tecnológicos y de conocimiento. Solo así se podrá completar el proceso y poder hacer frente a la industria internacional.
Pero para llegar a un perfecto desarrollo industrial, dice Roberto Boloña, gerente de Alimentsa, se necesita preparar un escenario amigable que permita a todas las empresas tener mayor confianza a la hora de invertir, más si se trata de nuevas tecnologías.
Abad coincide con él en creer que la tarea de ser más eficiente y productivo no solo es responsabilidad de las empresas. Estima que “se requiere de un trabajo conjunto con el Estado y la academia para identificar áreas de desarrollo, capacitar a los empresarios a este nuevo reto”.
Y el cambio, según los expertos, no tiene por qué ser forzado. Si Ecuador es un país que tiende más a ser agroindustrial, pues esa vocación es la que debe marcar la ruta. Ni siquiera el tamaño del mercado debería importarnos. “Hay que superar y romper paradigmas. Ecuador puede hacer mucho de lo que Corea ha logrado”, indica Abad.
John Chambers, presidente del gigante de las telecomunicaciones Cisco Systems, considera que si las empresas de hoy no se montan a la ola de las nuevas plataformas tecnológicas, el 40 % de ellas terminará por ahogarse y desaparecer en solo una década.
Para muchos es imprescindible seguir este camino, aunque atente contra la mano de obra. Según el Foro Económico Mundial (FEM), en la próxima década el desarrollo de las industrias impulsadas por el avance de tecnologías pondrá en riesgo el 47 % de los empleos actuales en países como Estados Unidos.
A pesar de ello, en el país ese es un efecto aún distante. Para Boloña, relativo: no necesariamente ser eficiente significa prescindir de trabajadores, sino mejorar sus condiciones de trabajo. El año pasado, cuenta, en su planta invirtieron 500.000 dólares en un robot llegado de China que procesa los sacos de balanceado, los paletiza y los despacha. “Lo que hemos hecho es facilitar el trabajo de nuestra gente”.