La indiferencia y el quemeimportismo

La sociedad está siendo indiferente y con un quemeimportismo que ni siquiera la tienen con la misma familia, ya que lo primordial para ellos es el vil metal, al cual le dan más importancia que a los mismos padres o abuelos. Cuando asumimos el dolor de otro con indiferencia estamos diciendo que nos sentimos invencibles, y que nunca nos tocará.

La individualidad es la madre de la indiferencia. La indiferencia tiene un antídoto: el dolor. Cuando algo le duele directamente al indiferente, despierta. El verdadero odio es el desinterés, y el aburrimiento perpetuo es la enfermedad del olvido. Freud decía que lo contrario al amor no era el odio, sino la indiferencia.

Javier Valarezo Serrano