Impacto. Una imagen de Trump en un televisor, captada ayer en la bolsa de valores de Fráncfort, donde las operaciones se mantuvieron volátiles.

Era de incertidumbre

La llegada inesperada de Donald Trump a la Casa Blanca, con un escaso programa económico pero plagado de amenazas de veto a distintos acuerdos comerciales, siembra la incertidumbre sobre la mayor economía del mundo, que representa el 24,5 % del PIB mundial. Las dudas llegan cuando la economía mundial sufre por un crecimiento raquítico. El TTIP, el acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE, se perfila como la primera víctima de la era Trump.

El comercio mundial se desacelera prácticamente desde el inicio de la Gran Recesión. Pero tanto el FMI como el G20 temen guerras comerciales, con medidas proteccionistas que reduzcan aún más los volúmenes. La llegada de Trump y su “América, primero” es un riesgo adicional: el nuevo presidente de EE. UU. no es precisamente un seguidor de los acuerdos comerciales y ha sugerido que desmantelará el pacto firmado por Obama con los países del Sureste asiático (conocido como el TTP) y que congelará las negociaciones del TTIP, el acuerdo entre EE. UU. y la UE.

En Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pidieron ayer una cumbre con Estados Unidos para hablar de esa y de otras cuestiones. Pero Europa da prácticamente por perdido el TTIP, ante la contestación popular que generó un pacto similar con Canadá y las duras críticas que ha cosechado el acuerdo con Estados Unidos en Francia y Alemania.

Europa no es la única zona del mundo que siente la amenaza comercial: Trump ha subrayado una y otra vez que hará frente a la “competencia desleal” de China. Europa empieza a emitir señales en la misma dirección, y que podría imponer aranceles más altos a productos subsidiados por los chinos como el acero. Si además los bancos centrales se enzarzan en una guerra de guerrillas para devaluar los tipos de cambio, todos esos movimientos van en la misma dirección: una guerra comercial —está por ver si de gran o de baja intensidad— y una vuelta al nacionalismo económico que ponga obstáculos al comercio.

Los expertos coinciden en destacar que uno de los mayores riesgos es que baje los impuestos al tiempo que sube los gastos, lo que podría generar inflación. Esta situación llevaría a una subida de tipos de interés y una posible alza del dólar.

Uno de los controladores del mercado, la agencia de calificación Fitch, no tardó en posicionarse sobre Trump. No va a bajar la calificación de la deuda de Estados Unidos, pero advirtió de que si pusiera en marcha las medidas anunciadas, “tendrían un efecto negativo para las finanzas públicas”. Admite las “incertidumbres” sobre el programa de Trump, el grado en que tratará de llevarlo a cabo y su capacidad para implementarlo.

La llegada inesperada de Donald Trump a la Casa Blanca, con un escaso programa económico pero plagado de amenazas de veto a distintos acuerdos comerciales, siembra la incertidumbre sobre la mayor economía del mundo, que representa el 24,5 % del PIB mundial. Las dudas llegan cuando la economía mundial sufre por un crecimiento raquítico. El TTIP, el acuerdo comercial entre EE. UU. y la UE, se perfila como la primera víctima de la era Trump.

El comercio mundial se desacelera prácticamente desde el inicio de la Gran Recesión. Pero tanto el FMI como el G20 temen guerras comerciales, con medidas proteccionistas que reduzcan aún más los volúmenes. La llegada de Trump y su “América, primero” es un riesgo adicional: el nuevo presidente de EE. UU. no es precisamente un seguidor de los acuerdos comerciales y ha sugerido que desmantelará el pacto firmado por Obama con los países del Sureste asiático (conocido como el TTP) y que congelará las negociaciones del TTIP, el acuerdo entre EE. UU. y la UE.

En Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pidieron ayer una cumbre con Estados Unidos para hablar de esa y de otras cuestiones. Pero Europa da prácticamente por perdido el TTIP, ante la contestación popular que generó un pacto similar con Canadá y las duras críticas que ha cosechado el acuerdo con Estados Unidos en Francia y Alemania.

Europa no es la única zona del mundo que siente la amenaza comercial: Trump ha subrayado una y otra vez que hará frente a la “competencia desleal” de China. Europa empieza a emitir señales en la misma dirección, y que podría imponer aranceles más altos a productos subsidiados por los chinos como el acero. Si además los bancos centrales se enzarzan en una guerra de guerrillas para devaluar los tipos de cambio, todos esos movimientos van en la misma dirección: una guerra comercial —está por ver si de gran o de baja intensidad— y una vuelta al nacionalismo económico que ponga obstáculos al comercio.

Los expertos coinciden en destacar que uno de los mayores riesgos es que baje los impuestos al tiempo que sube los gastos, lo que podría generar inflación. Esta situación llevaría a una subida de tipos de interés y una posible alza del dólar.

Uno de los controladores del mercado, la agencia de calificación Fitch, no tardó en posicionarse sobre Trump. No va a bajar la calificación de la deuda de Estados Unidos, pero advirtió de que si pusiera en marcha las medidas anunciadas, “tendrían un efecto negativo para las finanzas públicas”. Admite las “incertidumbres” sobre el programa de Trump, el grado en que tratará de llevarlo a cabo y su capacidad para implementarlo.