La impunidad

La tragedia en Posorja (que con la isla Puná forma el canal del Morro, entrada al puerto de Guayaquil, a 110 km, es la reacción de la gente contra la impunidad. No es un acto aislado de tres delincuentes ajusticiados. “Fue la ley del pueblo”, dice un pescador de Posorja.

El Gobierno resuelve (¿?) que los delincuentes ajusticiados no son culpables sino ladronzuelos e inocentes víctimas. En 24 horas ya se conocen, al azar, “culpables”. No se realiza el ‘iter criminis” (camino del delito) y peor la escena del crimen. No hay “debido proceso”. Con Sharon fue igual. Se violó el ‘non bis in idem’. El inocente fue sancionado. El autor desapareció aupado por el poder.

La gente indignada identificó a los delincuentes como robaniños. Venció la resistencia de 26 policías y sacó a los bandidos del retén para golpearlos hasta matarlos. Cientos de pobladores participaron del linchamiento. “Ante la impunidad, los posorjeños no confían en el sistema judicial”, dijo la Policía de Posorja.

La escena se repite en todo el país. Hubo 5 linchamientos en los últimos meses. 3 policías con 3 civiles de Ventanas casi son quemados vivos. El pueblo se rebela y toma justicia con sus manos.

En el recinto Corina del Parral, de Santo Domingo, policías intentaron secuestrar a un menor de edad. Investigan, pero con los secuestradores libres. En Atucucho (noroccidente de Quito), un hombre de 25 años fue ajusticiado tras intentar violar a una moradora.

Crímenes atroces contra Carlos Navarrete, para robarse El Telégrafo y la Empresa Eléctrica de Guayaquil de Fernando Aspiazu. Y los canales de TV y radios de Isaías. 35 asesinatos (Valdiviezo, Alcívar, etc.), que documentaron corrupción, homosexualidad y narcotráfico. Miles fuimos perseguidos. Es la tragedia de Ecuador derivada de la abyecta y depravada década perdida.

La “reacción violenta del pueblo es desconfianza causada por negligencia, corrupción y putrefacta impunidad de políticos, jueces y fiscales e inoperancia del Estado”. Pero al poderoso Alvarado le ayudan a escapar.

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