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Importante reaccion ciudadana

Cuando todavía los partidos políticos en el Ecuador no alcanzan la plenitud deseada en el cumplimiento de sus altas responsabilidades cívicas, lo cual debilita la participación popular que solo ocurre en alguna medida durante los períodos electorales y también desfavorece la fiscalización de las acciones del Gobierno, es importante destacar, en cambio, un notable incremento de la acción ciudadana en ámbitos relacionados con la política.

Así, luego de las elecciones y durante la realización de los escrutinios, la vimos alrededor de los organismos electorales, exigiendo respeto a la voluntad popular. Su convocatoria a tales actos, cualquiera fuese la condición climática, resultaba producto del trabajo de las redes sociales, ajenos muchos de sus operadores a las organizaciones políticas formales pero, profundamente involucrados con cuestiones que estimaron exigían su participación.

Ahora, pareciera que, superada la etapa en que dichos medios contemporáneos de comunicación han estado llenos de trinos y otras manifestaciones de la inconformidad reinante, se entra a utilizarlos para convocar más formalmente y además para realizar acciones más concretas y de mayor alcance, tal cual la reciente publicación en dos diarios nacionales de un Manifiesto a la Nación en el que se le pide al vicepresidente de la República “que tenga la elemental decencia de renunciar” o “que la Asamblea Nacional lo destituya, conforme a su competencia”.

Como lo más probable es que el vicepresidente de la República, pese al retiro de sus funciones que le ha realizado el presidente de la nación, no se sienta en obligación de renunciar para dar paso a un proceso de investigación que establezca o niegue su responsabilidad en los diversos actos de corrupción con que se lo vincula, la ciudadanía espera -y de momento ha creído conveniente solicitarlo firmando tal petición en dos matutinos e insistiendo en ello en cada espacio que le es concedido-, que así ocurra, y pronto.

Mientras tanto, se observa con inquietud que al interior del partido de gobierno se piense que las actuales tensiones son producto de un pequeño malentendido. Grave equivocación. La causa de la tensión es la voluntad presidencial de combatir la corrupción y siendo esta evidente, no puede pretenderse superarla dialogando.