Imperativo control de armas

Un factor clave en el control de las actividades delincuenciales, que hoy por hoy azotan a la ciudad de Guayaquil y al Ecuador entero, tiene que ver con acciones rigurosas orientadas a la fiscalización y detección de la venta de armas: autorizada o clandestina.

En efecto, no puede ser que se continúe observando, sin una respuesta oficial, el uso de armas de grueso calibre: de repetición, semiautomáticas o automáticas, en cada acto delincuencial de que se trate, sea este un asalto en un sitio donde se expenden alimentos, un local de venta de electrodomésticos o uno de los cotidianos asesinatos que bajo distintas modalidades, la de sicariato por ejemplo, se están volviendo cotidianos en las urbes ecuatorianas.

Antes de que se propague y se acepte la propuesta de algunos ciudadanos desesperados de facilitar la compra de armas autorizando su utilización, cabe insistir en un esfuerzo por desarmar a quienes ahora las poseen sin permiso y con fines delincuenciales. Cabría hacer un censo de poseedores de armas y establecer requisitos para su tenencia. Todo poseedor de armas sin permiso no debería únicamente sufrir su decomiso sino también ser sometido a sanciones ejemplarizadoras.

Igual debe hacerse un esfuerzo mayor para descubrir el alquiler y la venta clandestina.