
Hurtado: “Tenemos lideres populistas porque los ecuatorianos lo somos”
Días antes de que el vicepresidente Otto Sonnenholzner pidiese “comprensión” por las reformas económicas que están por anunciarse, el expresidente Oswaldo Hurtado analizaba con descrédito la gestión actual.
En una sosegada pero sustanciosa charla con columnistas y periodistas de EXPRESO, el expresidente Oswaldo Hurtado radiografía el panorama político nacional, la estrechez económica y el horizonte electoral en un contexto precario de grandes figuras.
- Más de dos Gobiernos y la economía no se corrige. ¿Qué propone y qué espera de la reforma?
- Se enviará la próxima semana, incluida la laboral. Pero la duda que surge es si el Congreso (Asamblea Nacional) la aprobará. La reforma es fundamental. En cualquier caso, no hay una voluntad de reducir el tamaño del Estado y no hay un consenso nacional sobre una política económica que permita crecer, crear empleos y crear riqueza.
- Pareciera que usted conoce la fórmula mágica.
- La coyuntura económica de Lenín Moreno es muy parecida a la mía. Habíamos tenido gobiernos militares que se habían favorecido del petróleo y se trepó el tamaño de la burocracia, se crearon subsidios. Con la inversión extranjera, se explotó el petróleo, crearon numerosas empresas públicas, aunque no tantas como (con) Rafael Correa. El crecimiento de esa época también fue por endeudamiento y continuó durante el Gobierno democrático.
- Apostaron por los recortes...
- Gracias al ajuste económico se restableció el crecimiento, cayó la inflación, que estaba al 60 %, y se estabilizó el precio del dólar. A pesar de las críticas de León Febres-Cordero a mi Gobierno, sus economistas enviaron una carta al FMI solicitando un acuerdo y diciendo que la economía estaba bien. De hecho, Febres-Cordero continuó con esa política económica hasta el terremoto y ahí se incorporó al populismo.
- ¿Sin recortes, entonces, el país no saldrá adelante?
- Hoy tenemos un Gobierno que no quiere hacer un ajuste. Para eso no se necesita mayoría parlamentaria. Yo no tenía ni el 10 % de la cámara y fue posible ajustar la economía.
- Tiene pocas expectativas...
- No es posible ser optimistas. No hay presidente. No es posible si el presidente recibe opiniones pero no tiene una propia, si no entiende de economía. No creo que Lenín Moreno piense que los pipones son un gasto improductivo, pese a que hay miles en los ministerios, en la seguridad social y en las demás dependencias del Gobierno. No ha hecho un ajuste y dudo de que lo haga. Si se examinan los elementos de la economía nacional, no se va a crecer en varios años. Y eso significa un aumento de la pobreza, caída del bienestar y alejamiento del estándar que se había planificado para los próximos años.
- Pero un ajuste fuerte, ¿no afecta también al poder adquisitivo?
- La mejor política social es el crecimiento económico. Permite crear empleo y eso permite eliminar la pobreza aunque no haya políticas sociales. Con el crecimiento económico se puede promover la salud, la educación, la vivienda, la nutrición... Pero en Ecuador no se cree en esto, hay discrepancias. No ha habido un gobierno que crea en estas ideas y las practique. Aquí, hasta la derecha es de izquierdas.
- ¿Cómo es eso?
- No tenemos una derecha con convicciones en política económica. Tenemos una derecha mercantilista, que se dedica a atender sus intereses, como se ha visto en los últimos días con el asunto de los ganaderos. Se les ponen condiciones contrarias a la competencia de mercado, que es algo que sí exigen a otros sectores.
- ¿Cree que hace falta una renovación de la clase política?
- Nuestra sociedad es profundamente populista. Hablo con la franqueza de un expresidente que no busca nada. El populismo impide la prosperidad, la reducción de la pobreza, el fortalecimiento de la clase media, pese a que dice buscar estos objetivos. El ejemplo más cercano es el populismo de izquierdas del último gobierno. Pero Ecuador tampoco es un país con convicciones democráticas. El golpe de Estado de Correa fue avalado por el 90 %, el control de la justicia fue aprobado plebiscitariamente. Con el argumento de la democracia participativa se valió para organizar una democracia donde solo participaba él. Ahora vemos lo importante de tener unas elecciones libres, una Justicia y una fiscalización más independientes...
- ¿Se ha aprendido la lección y el país se alejará del populismo?
- En los últimos 50 años, todas las grandes figuras políticas han sido y son populistas: Velasco Ibarra, Assad Bucaram, León Febres-Cordero, Abdalá Bucaram... ¿Hay algún gran líder que no lo sea? No. Es que el gusto nacional es populista. Tenemos líderes populistas porque los ecuatorianos lo somos. Ahora, hay que seguir bregando para cambiar el gusto de los ciudadanos. Es posible. Hay que perseverar.
- ¿Hay candidato presidencial para 2021 o debe surgir uno?
- Mire, el aliciente electoral en este país es probar suerte con plata ajena. Si hay tanta reserva de candidatos es porque hay una razón: la ley y el financiamiento a los mismos. Debería ser como en otros países y que el que no gane devuelva el dinero al Estado.
Hurtado suelta durante su charla una frase del político británico Winston Churchill para realzar el valor de la democracia. Decía “la democracia es la peor forma de Gobierno exceptuando todas las demás”.
- Correa se esforzó en desmontar los partidos. ¿Hay una crisis de la clase política?
- Parafraseando a Churchill, el partido político es la peor forma de organización política, exceptuando a todas las demás. No se ha creado una mejor y las democracias colapsan cuando se debilitan los partidos políticos. Con todos los defectos que tuvieran, las organizaciones políticas de antes eran más ideológicas, más organizadas que las de hoy. Se habla de corrupción y se habla de que los políticos son corruptos. Pero hay que reivindicar a figuras honorables y el valor de la clase política para que un país pueda salir adelante. Sixto Durán-Ballén, por ejemplo, que murió en una casa que construyó antes de ser presidente y que vivía de su pensión. O Julio César Trujillo, que fue político toda su vida.
- Pero la corrupción, como se está viendo, es un mal innegable, ¿no?
- Se habla de los que roban, ¿pero y los funcionarios que han viajado, volado con plata del Estado y que se han gastado miles de dólares innecesariamente en viáticos? El problema de fondo con la corrupción es que en una universidad haya carteles ofreciendo tesis pagadas y nadie se escandalice, que no se denuncie. El problema es el carácter permisivo de los ecuatorianos. La sociedad no es honesta, los ecuatorianos no somos honestos. Al menos, el Gobierno de Correa ha dejado un legado, a raíz de todas las revelaciones. Ahora los ecuatorianos entienden que la corrupción es un problema importante, que hay que tener jueces y fiscales independientes.