Cuando la honestidad y el buen nombre prevalecen en el entorno
Cuando los actos de una persona son transparentes, cumplen con la justicia, se ajustan a las reglas, no afectan a ninguna persona, son honestos, pueden ser exhibidos con orgullo. No importa al actor de los actos quien o quienes quieran hurgar en los mismos: es imposible que se encuentre motivos de juzgamiento o crítica en actos que se han realizado con las características mencionadas al principio de este párrafo.
Sin embargo, cuando las personas actúan mal y con intención de afectar, con deshonestidad, siempre están temerosas de que alguien juzgue sus actos, los investigue. Tienen terror de enfrentar a la justicia o a que se descubran las aristas negativas de su actuación.
Los argumentos usados comúnmente para evitar estas investigaciones son: soberanía, cuando se trata de actos realizados por personas que están en el poder, o, dignidad para personas que ostenta menos o ningún poder.
Vemos a menudo personas que al ser llamadas por la justicia, se niegan a asistir a sus declaraciones, esgrimiendo la palabra “dignidad”, como ocurre recientemente en Argentina con una anciana activista. Si sus actuaciones fueron honestas, ¿por qué tiene temor?
Señor Director, hay un viejo dicho que dice: “si no quieres que se sepa, no lo hagas”.
Ing. José M. Jalil Haas