Hay vigor en  Guayaquil

Hay vigor en Guayaquil

Todo lo que Guayaquil tiene se forjó desde el río. Desde el puerto del malecón, que durante el dominio español se encargó de llevar el cacao al mundo y de traer a todo barco a los ya famosos astilleros.

Todo lo que Guayaquil tiene se forjó desde el río. Desde el puerto del malecón, que durante el dominio español se encargó de llevar el cacao al mundo y de traer a todo barco a los ya famosos astilleros. Es, como toda ciudad con salida al mar, forjada por el comercio.

Después del cacao, que levantó los más grandes bancos del país, llegaron el banano, el atún, el camarón, el café industrializado, los concentrados de frutas y toda la manufactura que se hizo al calor y los dólares de la exportación: los alimentos para animales, los cartones, los plásticos.

Aunque en los últimos años algunos indicadores económicos lo han relegado a un segundo plano, la dinámica y el empleo que generan el comercio y la industria manufacturera siguen trayendo capital humano desde otras regiones.

El modelo de Gobierno configura una lógica centralización de las actividades del Estado en la capital. Y como el Estado tiene ahora mayor peso en la inversión, todo se refleja en esa ciudad.

Pero los que buscan un trabajo llegan a Guayaquil de todos lados. Llegan por el movimiento de dólares que generan los productos de exportación, que tienen aquí su centro logístico y empresarial. Logístico porque el puerto mueve el 85 % del comercio internacional del país. Es el ícono por donde se descargan los dólares de la economía privada necesarios para sostener el sistema.

Guayaquil es el centro logístico del banano, que ha ubicado a Ecuador como líder en el abastecimiento mundial. Desde aquí operan los grandes conglomerados, dos de ellos que han hecho la historia de este commoditie: Dole y Rey Banano del Pacífico.

“Todo el que quiere fruta de calidad llega a Guayaquil”, señala Richard Salazar, director de Acorbanec. Todos, desde comercializadores y operadores, hasta grandes multinacionales. Están los rusos, los del Mediterráneo, los de Europa del Este, los africanos, los chinos, los turcos.

El referente latinoamericano, y ahora también en varios segmentos de la industria camaronera mundial, son las empresas guayaquileñas dedicadas no solo a la producción y comercialización, sino a las investigaciones en genética, nutrición y producción de camarón en cautiverio.

China, que produce el 35 % (un millón de toneladas) de la producción de camarón de Asia, ha tenido que llevar reproductores guayaquileños de la especie p. vannamei para reforzar su industria, afectada por el virus de mortalidad temprana. También han llevado técnicos a ese país para reforzar algunas empresas fuertes pero con problemas.

La pesca distingue a la ciudad, por las grandes inversiones que han hecho notables empresas: Star Kist (Empesec), Negocios Industriales Real (Nirsa) y Sálica, de capital español. El atún nacional en conservas es considerado en el mundo como uno de los mejores en esta parte del Pacífico.

De hecho, Nirsa es una de las más grandes empresas de América en la exportación y producción de esta especie, que avanza en su expansión a mercados no tradicionales, como el asiático.

Si el mundo quiere cacao fino y de aroma también debe acudir a esta parte del Ecuador. Las marcas más prestigiosas necesitan de cacao amargo, que se lo negocia con un premio y que comenzó a exportarse desde la época colonial por el malecón del río.

Pese a que Guayaquil redujo su fuerza como exportador de café soluble, es la trinchera de una de las principales empresas maquiladoras de la región y que se vuelve a proyectar con una nueva fábrica de $ 10 millones y con clones de altísima calidad mundial.

El peso de la industria guayaquileña del plástico es relevante. Las tuberías para la construcción, los muebles, los sistemas de riesgo y hasta los juguetes salen desde sus máquinas.