Hay salida(s) en Venezuela

Para Juan Gabriel Tokatlian, edición digital de Nueva Sociedad, en el caso venezolano se ha pasado del “cesarismo progresista” de Chávez al “cesarismo regresivo” de Maduro.

“En una interpretación más moderna, en una oclocracia, antes que fortalecer a un pueblo organizado y el poder popular, se instrumentaliza a las masas por diferentes medios y se afirma una estrecha base de apoyo para lograr la supervivencia de un grupo en la cima del Gobierno. [...] En Venezuela esto se da en medio de una monumental crisis económica, que arrasa con los avances que beneficiaron a los sectores populares, agudiza la confrontación social y refuerza una economía sustentada en el petróleo”. Violando la Constitución y maltratando a la democracia.

En el complejo y confuso escenario político actual la pregunta del millón es: ¿hay una salida adecuada y conveniente para Venezuela?, partiendo del hecho de que ninguno de los actores implicados quiere ceder posiciones; las posturas y criterios son sumamente inflexibles y rígidos. Igual situación encontramos en las potencias globales como en los países de la región, que han tomado posiciones de acuerdo a sus intereses y a referentes políticos e ideológicos. Se ha agudizado la guerra mediática entre los que están en contra y a favor del régimen bolivariano, entre otros aspectos a destacar.

Pensamos que en este laberinto sí hay salidas, si tenemos en cuenta los siguientes presupuestos: 1.- Los problemas de Venezuela deben ser resueltos por los ciudadanos, partidos políticos y Gobierno, impidiendo posturas autoritarias y dictatoriales, evitando la violación a los derechos humanos y respetando la Constitución y las leyes. 2.- Impedir el intervencionismo de las potencias globales, particularmente el protagonismo de EE. UU., que conlleva graves consecuencias, como la amenaza armada de Trump. 3.- Los países de la región no deben tomar ningún partido, sino dar un apoyo efectivo al Estado social de derecho. 4.- No aceptar el aislamiento del país, ya que generalmente los más afectados son los grupos populares; y exigir una participación más activa de la Celac y Unasur.