Guillermo Lasso: “No le daremos impunidad a nadie”

Guillermo Lasso: “No le daremos impunidad a nadie”

De cara a las elecciones del 2017, los asesores de Lasso construyen en su candidatura la imagen del trabajador.

Del Guillermo Lasso (1955, Guayaquil) que apareció rígido en televisión a repetir “Hola, yo soy Guillermo Lasso” hasta el cansancio, del que perdió una elección general contra el presidente Rafael Correa después de una campaña sin gritos ni vociferaciones; del que tuiteaba desde la metrovía y recibía una lluvia de bromas; de ese ya no queda mucho. Lasso, en esta conversación con EXPRESO, se muestra como un presidenciable presidencial: un candidato tan seguro que se piensa Gobierno, tan previsivo que tiene listo el plan de los primeros 100 días, tan enfocado que desterró de su verbo a los condicionales futuros. No hay ‘haría’, solo ‘haré’.

Al día siguiente de perder las elecciones usted dijo: “Lasso es el segundo líder político del país”. ¿Cómo le suena ahora?

En los últimos cuatro años hemos ido consolidando un liderazgo nacional. Ese liderazgo tuvo una etapa de consolidación cuando, con total valentía, propusimos una consulta popular contra la reelección indefinida. Nos llevó a las calles.

¿La lucha en las calles lo marcó? Porque al inicio se lo acusaba de ser un opositor silencioso.

Es verdad. Porque uno va madurando. Cuando recorre como he recorrido el Ecuador, cuando va a las calles a defender una causa ciudadana, uno va adquiriendo personalidad, fuerza, potencia. Y, por supuesto, uno empieza a hablar más.

Ahora habla. Y habla mucho. ¿Así sería el Lasso del poder?

Sin duda tendré algo de esa esencia. Sin llegar al extremo de convertir a la comunicación gubernamental en partidista.

Los políticos siempre son demócratas en campaña. ¿Pero si llega al poder, cuando la prensa señale un sobreprecio, una irregularidad, usted va a dar la cara?

Por supuesto que sí. Porque en primer lugar tiraremos al tacho de basura la Ley de Comunicación. Yo quiero una prensa libre e independiente. Obviamente seremos lo opuesto de este Gobierno: abriremos las puertas, no negaremos la información y seremos sensibles a la crítica.

Las críticas a Lasso son muchas: la oposición lo acusa de haber quebrado la unidad; PAIS, de ser banquero; y ambos, de no tener carisma.

El vicepresidente Jorge Glas admitió este año que no tiene “carisma, como dicen muchos”. ¿Usted también lo admite?

Lo he reflexionado mucho. Porque es una crítica frecuente. Pienso que carisma es la autenticidad: uno tiene que ser lo que es. Yo diría que mi carácter es el de una persona seria, en la que se puede confiar. Y hoy Ecuador necesita alguien serio, que se dedique a trabajar, no a ser simpático. Ahora, si carisma es bailar o cantar en una tarima, pues no tengo carisma. Pero si carisma es saber cuál es el problema del Ecuador y cuáles son las soluciones, créame, tengo mucho.

¿No tiene miedo a ser un presidente que no gane el poder, sino que el oficialismo lo pierda?

Yo diría que las próximas elecciones las va a ganar el 85 % de ecuatorianos que quiere un cambio. Y nosotros representamos ese cambio.

¿Si es cierto que el 85 % quiere cambio por qué entonces usted no puede pasar del 30 %?

Son conceptos distintos. El 85 % quiere el cambio, pero algunos buscan otra opción. Otros dicen que Lasso es el cambio. De todas formas 30 % es una cifra alta, muy alta. Y todavía no empieza la campaña.

También es una cifra generosa. Hay encuestas donde no pasa del 11 %.

Entre gustos y colores no mandan los doctores. Las encuestas son juegos pirotécnicos que utiliza la política.

Él, sin embargo, tampoco es inmune a esa pirotecnia. Terminada la entrevista mostrará a este Diario las encuestas que lo llevan, por primera vez, delante del propio Correa y, de forma indudable, como la carta con más intención de voto de la oposición.

¿Siente que tiene capacidad de liderazgo en la oposición?

Si lo medimos por la estructura de CREO. Que tiene 14 mil militantes a nivel nacional y en el exterior con presencia en las 24 provincias, con la plataforma de unidad más grande del país, Compromiso Ecuador, que reúne a 114 actores y movimientos políticos; digo que sí.

Pero la muletilla de los 114 es un poco engañosa.

Por eso digo: 114 personas y movimientos.

No es lo mismo 113 personas y un movimiento, que 100 personas y 14 movimientos.

Sí, pero son personas representativas de la sociedad ecuatoriana. No me puede decir que José Antonio Lema no es representativo del sector indígena. O Auki Tituaña. O Betty Amores, que fue asambleísta de Alianza PAIS y se retiró por principios.

Bueno, eso dicen todos. Que se van por “principios”.

En el caso de Betty Amores y de Francisco Jiménez (exgobernador) sin duda es cierto. No como los que de última hora se salen para buscar impunidad. No queremos hablar con ellos. Nosotros no le vamos a dar impunidad a nadie. Ni así traigan votos.

¿No se supone que es usted un hombre de diálogo?

Voy a ser claro y directo: ¿Cómo hablar con una persona responsable de la Ley de Comunicación, del desastre del Seguro Social, de las sobretasas arancelarias, promotor del gran fracaso de la matriz productiva...?

¿Ramiro González?

...Y ahora llega a decirse opositor a Correa. No. Ese es un desleal a Correa, que lo que está buscando es saltar del barco. Y en efecto, me refiero a Ramiro González.

¿Tan malo le resulta Correa?

Le voy a decir algo bueno del presidente saliente. Creo que Correa es el mejor profesor de lo que no se debe de hacer en economía porque nos ha dejado una crisis. Y lo que no se debe de hacer en democracia porque cooptó todos los poderes.

Pese a sus diferencias, Lasso, como Correa, se presenta en tiempos de crisis, con una solución sobre la mesa, con un partido nuevo y sin mancha y con un liderazgo que no admite competencia interna. Él se desmarca.

Habla de su partido como “no tradicional”. ¿Si es así por qué usted es el líder indiscutible?

Lo uno no se opone a lo otro.

¿Le parece no tradicional un partido con líder indiscutible?

Le diría que es muy temprano. CREO tiene cuatro años de vida. Y Compromiso Ecuador tiene dos. Es muy corto el tiempo para decirme líder inamovible. Hay grandes cuadros para las elecciones del futuro.

¿Participaría usted en una tercera elección?

Primero déjeme participar en la segunda. Luego le contesto.

¿Y si llega al poder, piensa lucir la banda cuatro u ocho años?

Fui muy claro en decir que no estoy de acuerdo con la reelección indefinida ni la permanencia en el poder de tanto tiempo de un presidente. No digo de un partido. Pero le digo algo: mi inclinación es el respeto a la Constitución.

Entonces le gustaría estar ocho años en el poder.

Si la Constitución lo permite.

¿Y la Constitución lo permite por 12 años o 15 o 20?

No. Eso no. No lo permitiría nunca. Ahora, veo con simpatía lo que hizo el presidente (Juan Manuel) Santos en Colombia: eliminó la reelección, pero extendió el período a cinco años. Yo favorecería una reforma como esa.

Los asesores de Lasso construyen en su candidatura la imagen del trabajador. Y tienen bases: dedica 16 horas al día a la campaña. Si algunos son workaholics, Lasso es un campañaholic. Camino a una panadería, tras la entrevista, tres personas confirmarán su dedicación. La primera lo detendrá en el ascensor, abogará por la baja de impuestos y él prometerá $ 3.000 millones menos; la segunda se mostrará preocupada por su hijo desempleado, él recordará que el empleo es su principal enfoque; el tercero, un vendedor de lotería intentará en vano venderle un número. Lasso, que paga $ 5 millones en impuestos al año, alegará que no lleva efectivo en la cartera. Pero, de todas formas, no parece un hombre que deje nada a la suerte.