Guayaquil, la mejor ciudad para lanzarse a volar

Guayaquil, la mejor ciudad para lanzarse a volar

Allí, a 305 metros sobre el nivel del mar, aquel sueño infantil de volar como pájaros por fin se concreta. Y es que ese, el cerro Bototillo, en el km 13 de la vía a la costa.

Allí, a 305 metros sobre el nivel del mar, aquel sueño infantil de volar como pájaros por fin se concreta. Y es que ese, el cerro Bototillo, en el km 13 de la vía a la costa, ha convertido a Guayaquil en la mejor ciudad del Ecuador para lanzarse en parapente.

Y hasta allí llegan a diario personas de todas partes en busca de adrenalina. Algunos aprovechan este sitio para celebrar su cumpleaños, un aniversario o, como ocurrió a finales del año pasado, a pedir matrimonio.

¿Y es que quién podría negarse a dar el ‘sí’ después de esa aventura en el aire? Al menos no aquel hombre al que su novia le había regalado un vuelo en parapente. Quedó más que sorprendido al volver a pisar tierra y encontrarse, en un área baldía de la urbanización Terra Nostra con un enorme letrero que decía: ¿quieres casarte conmigo?

Y es que quienes llegan a ese lugar en el que el vuelo de los gallinazos anuncia que hay buen viento para emprender la aventura, disfrutan de 15 minutos de un viaje que los lleva por un tramo de la vía a la costa. No van solos. Se lanzan con un piloto que lleva la batuta del recorrido.

En ese cerro, al que solo se puede acceder en un trayecto de unos diez minutos en una 4x4, también hay expertos ‘hombres pájaros’ que llegan de la Sierra o de otros países para vuelos deportivos de horas, en alas delta o parapente.

Raúl Guerra, odontólogo y primero en el ranking de alas delta del país, es el rey de este lugar, desde el que se puede ver el malecón, el puerto, el río Guayas, la ciudad entera... Después de buscar, durante veinte años, un sitio que reuniera todas las condiciones, lo encontró.

Se trata de un espacio que es un regalo para quienes aman los deportes de aire. Y es que en la zona del cerro Bototillo, cuando se comenzaron a formar las canteras, se dio paso, sin imaginarlo siquiera, a una pista artificial. Ocurrió al quedar expuesta la parte rocosa y sacar la vegetación. Así, cuando el sol calienta, se forman corrientes térmicas que permiten elevarse.

¿Elevarse hasta cuánto? “Salimos de aquí de Bototillo, que tiene 305 metros, nos elevamos a mil metros, aproximadamente, y podemos conectarnos con una línea de convergencia que se forma sur-norte y que nos permite volar desde Guayas a Manabí, tres, cuatro, cinco horas...”, cuenta mientras alista sus alas delta.

Para los que no son expertos, solo basta una breve clase antes de vuelo para saber qué hacer y $ 70, que incluyen un seguro, explica Jorge Mora, gerente de Opeturmo, operadora turística y escuela de parapente.

Eso sí, no es apto para todos. Debe tener al menos 14 años (con el permiso de sus padres) o un peso mínimo de 50 kilos. No debe tener fracturas recientes, ni epilepsia o fobia, es decir un miedo incontrolable a las alturas.

Y si está en óptimas condiciones, pues láncese. Guayaquil tiene el mejor lugar para volar en parapente, así que lo único que necesita es que el viento lo acompañe.