Guayaquil luego de Octubre de 1820
Las interpretaciones y narrativas historiográficas de la Independencia y Revolución de Octubre se han concentrado solo en dos hechos: el arribo de tres oficiales venezolanos y la organización de la Fragua de Vulcano. Sin embargo, el evento histórico que puso en la escena pública los tres principios ejes de esa acción: independencia, libertad y autonomía han quedado fuera. Por esto hay que revisar los relatos y comprensiones de este importante hecho histórico.
Es erróneo pensar que esos pocos días, de octubre (y septiembre) son suficientes para explicar la complejidad de un proceso en el que la hegemonía y el liderazgo de los criollos ilustrados y el colectivo diverso de la sociedad guayaquileña, actúen al unísono por libertad-independencia. Esto se viene reclamando hace tiempo, pues la tradición de esa narrativa va en contra de lo que dos valiosos historiadores guayaquileños, Camilo Destruge y Julio Estrada Icaza, han hecho en sus investigaciones y publicaciones.
Por eso es preciso ir a ese antes del evento revolucionario y detenernos en el después. Especialmente en ese periodo que va de octubre 10 (cuando Olmedo dirige sendas comunicaciones a Bolívar y San Martín, sobre el pronunciamiento) y la celebración del cónclave democrático que elaboró y expidió el reglamento del Gobierno Provisorio de Guayaquil (20 artículos objetivos y ágiles que buscan orientar el futuro sociopolítico de la sociedad guayaquileña) y lo que pasa finalmente cuando Sucre le comunica al jefe político de la Provincia Libre de Guayaquil (Olmedo) que las tropas patrióticas (verdadero ejército multinacional y multiétnico) han vencido al ejército español (24 de Mayo de 1822).
Hay que comprender el pensamiento-acción de sus líderes como un colectivo de criollos ilustrados que diseñaron y ejecutaron, como actores políticos, a la sociedad guayaquileña y toda la región, financiando la victoria del Pichincha. Solo así se sabrá cómo esos dolorosos y sangrientos veinte meses llevan libertad a los quiteños. Sin esto no se puede valorar la real importancia del Octubre revolucionario. Ahí está la consigna-grito de combate que salió de aquí y lo expresó Olmedo: ¡Guayaquil por la Patria! Eso pasó ente octubre de 1820 y mayo de 1822.