Protagonista. Clara, quien en la foto aparece junto a Vilma, una de sus hijas, tiene 3 nietos. No es aún bisabuela.

Guayaquil acoge testigos del tiempo de cien anos y mas

¿Es Guayaquil una ciudad de centenarios? Al respecto, hay cifras oficiales diferentes. Las proporcionadas por la Corporación Registro Civil Municipal, dan fe de que el número de ciudadanos con 100 años y más en la urbe superan los 4.400.

Sentada en la sala de aquella casa que compró con el boleto de la lotería ganador hace cinco décadas. Coqueta, elegante y enfundada en un traje amarillo intenso que hacía juego con sus perlas. Así recibió a EXPRESO la lúcida mujer.

Clara Granizo tiene 101 años, las secuelas de una caída, la sonrisa fácil y un muy buen sentido del humor. No es guayaquileña, es de la provincia de Bolívar, región Interandina en la que -según recuerda- pasó gran parte de su infancia matando culebras con escopetas y montando a caballo, cual experta. “Era la más diestra de la familia, entre mis hermanos (7), la mejor”.

Doña Clara lleva 79 años viviendo en la ciudad. Escapó de casa en un corcel cuando tenía 22. Y desde entonces esta tierra en la que se casó y enviudó, y en la que procreó 4 hijos, uno de ellos fallecido, se convirtió en su lar.

¿Es Guayaquil una ciudad de centenarios? Al respecto, hay cifras oficiales diferentes.

Las proporcionadas por la Corporación Registro Civil Municipal, dan fe de que el número de ciudadanos con 100 años y más en la urbe superan los 4.400.

Pero según datos y proyecciones del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), solo habrían 280. (Ver cuadro)

Si bien las cifras difieren notoriamente, ambas entidades justifican las suyas. El INEC recuerda que se basa en el censo nacional de población y vivienda del 2010. Y la entidad municipal aclara que su cifra es de “domiciliados” en la ciudad (lo que puede incluir fallecidos a los que no se les registró el acta de defunción).

Para Aldo Guevara, geriatra y director de la fundación Prosenex, que se dedica a desarrollar programas que activan al adulto mayor, con talleres de gimnasia, danza, coro y teatro, los avances médicos y el sistema de bienestar han alargado la esperanza de vida de las personas en el país.

Desde hace 30 años, por ejemplo, explica, los individuos logran llegar a los cien años (o más) porque la farmacología se ha adelantado tanto que la gente ya no se muere por un infarto o un colesterol elevado. A esto suma la calidad de vida. Si la persona no vive estresada, come saludablemente, tiene pensamientos positivos y una personalidad aguerrida, como la de la protagonista de esta nota, fácilmente llegará a esa edad.

Todas las mañanas, Clara se levanta y riega (sentada) sus rosas. Desayuna, almuerza y cena, siempre adecuadamente: muchas proteínas, pocos carbohidratos, azúcares y grasas. Es sana. No es hipertensa, no tiene colesterol, triglicéridos. Nada.

“Tengo apenas una catarata que no me impide ser feliz. En un siglo he sido costurera, madre, hija, hermana, esposa. He trabajado duro, saqué a mi familia adelante”, indica.

A la fecha esta devota mujer que afirma haber visto a la Virgen la Dolorosa hace un par de décadas, “paradita, con corona y con esos ojos bellísimos que la caracterizan”, aún asiste a la iglesia y baila, aunque con ayuda de sus nietos, esos boleros que tanto le gustan. “Yo sigo ‘zapateando’ como lo hacía en la adolescencia. Me siento estupenda. Tengo ánimos para rato”, precisa.

Para el también geriatra, catedrático y conferenciante guayaquileño Marco Sandoval, otro de los factores que influyen en la longevidad está ligada a los genes (a tener padres que hayan vivido largas vidas), a dormir bien y a la zona geográfica en la que uno vive. “Hay ciertos sectores como la península de Santa Elena y Vilcabamba que son más puros y están menos contaminados que otras provincias”, argumenta. Según proyecciones del INEC, las mujeres son quienes más años vivirán. Su expectativa de vida para el 2050 será de 83,5 años, en relación a la de los varones, que alcanzará los 77,6.