El guante se hizo cenizas

El guante se hizo cenizas

El 25 de septiembre, Miami quedó conmocionada por el deceso de una de sus estrellas más queridas: el beisbolista cubano José Fernández, lanzador de los Marlins de la Florida.

El 25 de septiembre, Miami quedó conmocionada por el deceso de una de sus estrellas más queridas: el beisbolista cubano José Fernández, lanzador de los Marlins de la Florida.

Amado por gran parte de South Beach por su simpatía dentro del diamante, Fernández siempre dibujaba una sonrisa en las victorias más épicas hasta en las derrotas más humillantes. Un tipo que no le costó mucho meterse a la fanaticada al bolsillo.

Atravesaba una temporada irregular. Esta ya estaba llegando a su fin y su equipo no iba a ingresar a los juegos finales. Pero qué más daba, él era joven y al igual que él, millones de aficionados -y sus propios compañeros- verían en este cubano de 24 años una estrella del béisbol de Grandes Ligas.

Un día antes de su fallecimiento, los Marlins derrotaron a los Bravos de Atlanta y el cubano estaba contento. Para él todo era una bendición. Llegó a Miami en una embarcación en Cuba y se presentó a los Marlins con dos fundas, en las que cargaba su ropa. Ahora ganaba $ 2 millones al año. Vivía el sueño americano.

Lamentablemente esa llama de alegría terminó transformándose en cenizas. Cenizas que fueron lanzadas al mar en Government Cut, lugar del accidente que le quitó la vida y paralizó al deporte en Estados Unidos.

Aquella letal noche, Fernández y dos amigos en su bote: Kaught Looking (un SeeVee de 32 pies que podía alcanzar 60 millas por hora) fueron encontrados con la nave volcada, contra un rompeolas, y ellos sin vida.

Fernández utilizaba normalmente este medio para pescar, una que otra fiesta y viajar a las Bahamas. Pero antes del accidente fue advertido.

Primero por su compañero de equipo, Marcell Ozuna y luego por un amigo: Will Bernal. “Hice lo posible por convencerlo de que no fuera. (Salir a navegar por las noches) es una receta para el desastre”, dijo Bernal.

Aunque se sigue llorando al cubano, quien más sufre esta pérdida es su novia, Marías Ariaz, con quien en pocos meses iba a tener una bebé. Hay versiones que cuentan que Fernández salió a entretenerse en su última noche, debido a una discusión con su pareja.

Aún se estudia la cronología de su muerte por las coordenadas del bote. Lo cierto es que la forma en la que su embarcación fue hallada, explicaba una alta velocidad. El día en que lanzaron sus cenizas al mar, una funda con cuatro pelotas autografiadas por Fernández llegaron a tierra. Dicen que el mar de Florida también está de luto.