
Un golpe puede terminar una carrera
Hugo ‘Paraguayo’ Gonzenbach es un ejecutivo de éxito en nuestro medio; es un buen amigo, tiene buen humor y es gran amante del deporte que comenzó a practicar desde muy joven, especialmente natación y tenis. Pero cuando cumplió 17 años decidió ser campeón de box y se inscribió en el torneo Guantes de Oro, que con gran éxito nuestro inolvidable amigo Roberto Lebed organizaba.
Para su preparación, Hugo contrató como entrenador a ‘Fierrito’ Fernández, exboxeador uruguayo, de gran trayectoria profesional, y que ya retirado daba clases de box.
Trotes y carreras en las mañanas, muy temprano, gimnasio en la tarde y en la noche; Hugo iba para campeón.
La noche del debut, en el Coliseo Abel Jiménez, estaban en el público sus amigos del Tenis Club, la familia, la novia de ese momento y la cámara de televisión de Pancho Faustos.
Ya en el ring vio subir por la otra esquina a su rival, Orlindo Ayoví, moreno y fuerte; llevaba sobre sus hombros una toalla que parecía haber sido usada en la pelea anterior; Hugo lucía chaqueta, pantaloneta, medias y zapatos Adidas; todo un figurín.
Primeros momentos mucho movimiento, juego de piernas y siguiendo los gritos de ‘Fierrito’; al término de un clinch, Hugo, bastante sobrado, le hizo un guiño a su novia, y esto es lo que esperaba Ayoví, su brazo derecho vino desde atrás con un medio círculo de 180° y con fuerza y velocidad impactó en la punta de la nariz de Hugo; se escuchó un chasquido, y la nariz pasó a ser parte de la mejilla derecha del ‘Paraguayo’. Allí terminó todo.
Inmediatamente, clínica, atención, preocupación y un mes después la cirugía plástica. Hugo regaló todo su equipo Adidas; ‘Fierrito’ Fernández se quedó sin trabajo y Hugo decidió volver a nadar y jugar tenis.
Ayoví quedo campeón y posteriormente se hizo boxeador profesional. Muchas veces los recuerdos que más duelen son los mejores; Hugo el ‘Paraguayo’ Gonzenbach sigue siendo una gran persona, un buen amigo y sobre todo mantiene su buen humor, pese a las bromas de sus amigos.