Celebración. Los futbolistas de Emelec festejan el gol que hasta ese momento les daba la victoria en el Alejandro Serrano Aguilar, gracias a un tiro libre perfectamente ejecutado de Pedro Quiñónez.

Golpe electrico para allanar la etapa

+14 es el gol diferencia que suma Emelec tras la victoria de ayer en suelo cuencano. La próxima fecha será ante Independiente.

Cuando parecía que salir del Banco Pacífico Capwell era lo más cercano al infierno, el Emelec de Mariano Soso logró combatir contra sus demonios y a fecha seguida, de visita, suma victorias que lo empiezan a separar de los escoltas, de manera que el sueño de llegar a la final, a cuatro fechas del cierre de la etapa, empieza a pintarse de azul.

Con el resbalón de Delfín y Liga de Quito, era vital que Emelec haga efectiva su ventaja ayer en Cuenca. En la fecha anterior, a domicilio, el Bombillo dio un golpe ante Aucas en Chillogallo y ayer ante el Cuenca revalidó su evolución con la misma receta: contundencia.

Richard Páez, estratega del Deportivo Cuenca, en la previa había manifestado, calentando un tanto el juego, que Emelec era un equipo “malo” en condición de visitante. Sin embargo, los azules se quedaron con la victoria, que a priori no estaba entre las opciones del entrenador venezolano.

Pero es clave diferenciar en esta victoria entre merecimiento y oportunismo: Emelec no hizo un buen primer tiempo y en los 45 minutos iniciales el local impuso un despliegue ofensivo que llevaba peligro con facilidad a las últimas 20 yardas que resguardaba la zaga azul. Ya sea por sociedades o algún remate, dentro o fuera del área, los morlacos siempre se encontraron con la seguridad de Esteban Dreer, que por lejos era hasta entonces la figura.

Pero al igual que en el encuentro ante Aucas, Emelec iba a elevar su nivel para el complemento. Como si fuera algo intencional, los visitantes empezaron a lograr mayor dinamismo por las bandas.

El duelo más intenso del partido se lo llevó Romario Caicedo con Carlos Cuero, en un ida y vuelta que hasta terminó con el pómulo hinchado del eléctrico tras el segundo y definitorio gol del choque.

No obstante, antes de ese 0-2 agonizante, Mariano Soso iba a sacar una carta reina al campo del Alejandro Serrano Aguilar. Pedro Quiñónez, que ya había aparecido en el banco de suplentes la fecha anterior, volvió al campo y en su primera pelota envió un pase hecho como con la mano a Brayan Angulo, pero la jugada quedó anulada por offside.

A nueve minutos del final, una falta clara sobre Carlos Orejuela sería la antesala de la algarabía eléctrica.

Pedro Quiñónez agarró el balón, se paró frente a la barrera y en unos minutos en los que su respiración se profundizaba, logró que la pelota supere a los defensores dibujando una ejecución imposible para Brian Heras, que había tenido algunas intervenciones salvadores en el complemento.

Quiñónez firmaba un regreso memorable y recordaba aquel episodio del año anterior cuando él marcó un gol a Fuerza Amarilla en los últimos minutos del partido por la misma vía.

A la espera del choque de hoy entre Aucas y Macará, Emelec tiñe de azul la punta y se ilusiona con su sexta final en las últimas nueve temporadas. Una estadística electrizante.

El cambio salvador

Pedro Quiñónez no jugaba un partido oficial desde el 30 de abril, cuando el Bombillo derrotó 1-0 al Aucas en casa. Desde ese día, casi seis meses después, vuelve a la cancha y lo hace con un gol que representa tres puntos vitales para Emelec en la etapa.

Bajo la mira

Leandro Vega, defensor argentino del Bombillo, tiene cuatro tarjetas amarillas y está al borde de quedar suspendido en uno de los cuatro enfrentamientos que le quedan a Emelec en esta segunda etapa. Ha sido estelar durante todo el segundo semestre.