Golpe blando en Venezuela

Siguiendo el camino abierto por el “golpe blando” parlamentario a la presidenta Dilma Rousseff, parece que ahora con una variante, utilizando el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), el secretario general de la organización, Luis Almagro, en franco conciliábulo con la misión permanente de Argentina ante la OEA -naturalmente de la Argentina de Macri, que desde que era candidato presidencial hablaba ya en su programa de excluir a Venezuela del organismo regional-, han dado inicio a un proceso con ese propósito. Así, la misión argentina solicitó una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, que debía celebrarse el 1 de junio para tratar, según han expresado, la situación que vive Venezuela con miras “a consensuar una declaración conjunta por parte de la organización respecto del país sudamericano”. En tanto, el diligente secretario general, Almagro, en un informe de 132 páginas recurrió al art. 20 de la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela, para “solicitar la convocatoria de un consejo permanente de los Estados miembros entre el 10 y 20 de junio de 2016”, para según su criterio, “atender la alteración del orden constitucional y cómo esta afecta gravemente el orden democrático”, criterio que tiene la desvergüenza de sustentarse en las denuncias de la Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora al presidente Maduro. Esto fue ripostado por el embajador venezolano ante la OEA, Bernardo Álvarez, advirtiendo que no hay ninguna situación fáctica en su país que encaje en los hechos establecidos en la Carta. Desde luego, la separación temporal del organismo de un Estado miembro, que sería lo que de inmediato se persigue con la activación de la Carta Democrática, requeriría del voto de dos tercios de los Estados (34 países).

La derecha neoliberal sudamericana muestra sin tapujos su ávido propósito de retomar el poder a como dé lugar, especialmente respecto de los países del bloque progresista socialista, siendo los “golpes blandos” la opción preferida. Lo probaron con éxito en Paraguay con el presidente Lugo y tratarán de hacerlo con Dilma en Brasil, y ahora en Venezuela con el presidente Maduro.

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