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Mónica Palencia
Entrevista. La ministra de Gobierno empezó el año indefiniéndose en el programa de Carlos Vera.Captura de video

El gobierno de las indefiniciones

Las fidelidades políticas del gobierno ponen en duda su compromiso con la seguridad.  Daniel Noboa y Mónica Palencia evitan tomar definiciones claras.

El presidente de la República, Daniel Noboa, y su ministra de Gobierno y del Interior, Mónica Palencia, no dejan resquicio para la duda: son tan exactos y concretos en todo lo que callan, en lo que se contradicen y en lo que eluden mediante circunloquios retóricos, que basta con escucharlos unos minutos para entender con claridad todo lo que este gobierno no es. En las últimas declaraciones de Noboa del 2023, en Telegrama, y las primeras de Palencia del 2024, en entrevista con Carlos Vera, la indefinición política del gobierno, así como los límites de su compromiso, quedaron trazados en toda la extensión de su penuria.

Hay una sola gran definición: el verdadero enemigo político del gobierno de Daniel Noboa es lo que él llama “el partido de María Paula Romo”. No sorprende que así sea: en la Asamblea, la bancada de Construye es la única que decidió oponerse frontalmente a la alianza de gobernabilidad que ha permitido, según Mónica Palencia, que la primera ley económica urgente enviada por el Ejecutivo fuera aprobada con votación récord y que la segunda se encuentre bien encaminada. Construye, es decir, “el partido de María Paula Romo”, es, en efecto, la oposición. Lo que se entiende un poco menos es el mote de “excorreísta” que tanto el presidente Noboa como su ministra de Gobierno utilizan, evidentemente de forma peyorativa, para referirse a Romo. “La excorreísta”, dicen, como quien señala un pecado original que no tuviera remisión y que hasta el día de hoy mereciera escarnio público, mientras pactan con los correístas en la Asamblea, les entregan las comisiones de Fiscalización y Justicia y asumen con ellos una agenda que, hasta la fecha, nadie ha querido confesar pero evidentemente tiene que ver con la impunidad de prófugos y presos de ese partido. Para Noboa y Palencia, ser excorreísta es imperdonable; ser correísta está muy bien.

A la ministra Palencia se le puede caer todo su andamiaje retórico cuando se le habla directamente (como hizo Carlos Vera en su entrevista del primero de enero) sobre sus tratos con los correístas. “¿Cabe mantener alianzas políticas con ellos?”, le preguntó el conductor de ‘Vera a su manera’, e hizo alusión a las escandalosas revelaciones de los chats de Leandro Norero que los salpican, y al papel de campana desempeñado por el expresidente prófugo para alertar a los involucrados el día del operativo policial del caso Metástasis. “Yo en lo personal nunca ni siquiera hubiera hecho la alianza”, respondió la ministra, que dos minutos antes había afirmado que esa alianza estaba muy bien “para mi gusto”. Y añadió: “Lo he dicho claramente, por eso no intervine. Pero yo tengo que respetar las decisiones políticas de quienes tienen una experiencia que yo no tengo. A lo mejor yo no hubiera logrado la aprobación de la ley. Mis respetos a quienes se atrevieron a hacerlo”. En resumen: con respecto a la alianza de gobernabilidad, la ministra Palencia piensa lo mismo que la cantante mexicana Ana Bárbara siente de su amante: le asusta pero le gusta.

Lo que al país debería asustarle es el desenfadado maquiavelismo de esta declaración, según el cual bien vale pactar con quien sea con tal de conseguir la aprobación de un puñado de leyes. Y esta confesión explícita: “las decisiones políticas de quienes tienen una experiencia que yo no tengo”. ¿Quiénes son esos? Uno revisa la plana mayor del gobierno de Noboa, empezando por él mismo, y no los encuentra. ¿Se refiere al propio presidente? Si la ministra de la Política tiene menos experiencia política que Daniel Noboa, que no tiene ninguna, quizás no es la persona indicada para el cargo.

-¿Vale la pena seguir aprobando leyes con esa clase de aliados políticos? -insiste Vera.

-Esa es una decisión del presidente de la República -responde Palencia con el estilo de Perogrullo al que nos tiene acostumbrados.

-¿Usted aprueba?

-Nunca pactaría con un narcotraficante si me lo prueban.

Y este es el punto de más preocupante indefinición política del gobierno. El presidente Noboa y la ministra Palencia se comportan como si no supieran que sus aliados políticos, los correístas, están metidos hasta las narices en el caso Metástasis. Y cuando los correístas movilizan a toda la Asamblea Nacional para montar un tongo alrededor de la inexistente inmunidad de Jorge Glas, el bloque de gobierno y sus otros aliados, los socialcristianos, participan en el simulacro con entusiasmo, como si no supieran que el exvicepresidente prófugo compartió abogados y estrategias judiciales con su amigo Leandro Norero, y que este pagó, según sus chats, 250 mil dólares en sobornos para obtener su liberación. En este punto la ministra de la política abandona la política y se refugia en el Derecho: habla de debido proceso y presunción de inocencia. Como si hiciera falta establecer una verdad procesal para tomar definiciones sobre realidades políticas evidentes.

Noboa está dispuesto a entregar un salvoconducto para facilitar la fuga de Jorge Glas si la legalidad lo obliga: lo dijo en Telerama. Lleva varias semanas con este problema en las narices y todavía no sabe que ninguna legalidad puede obligarlo a franquear la salida del país de un delincuente común. ¿O acaso no quiere indisponerse con sus socios políticos? Es claro que los compromisos políticos del presidente restan credibilidad a su compromiso con la seguridad, cuya consecución está lejos de ser un simple problema policial. Hasta que se defina, el Plan Fénix no pasará de ser lo que ahora es: humo.