El Gobierno enfrenta su legado economico: mas deuda en 2017
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, aseguró esta semana que el Gobierno tiene en sus planes una renegociación de la deuda nacional con sus acreedores para mejorar las condiciones.
Cada decisión que toma el Gobierno de Lenín Moreno pasa por el tamiz del continuismo o el cambio. Hasta las cifras se interpretan con el fin de averiguar si el nuevo Ejecutivo está manteniendo la pauta de su predecesor o si el discurso de renovación se aplica en la práctica. La emisión de 2.000 millones de deuda en bonos soberanos del martes no quedó fuera del sesgo. Para economistas y analistas, no hay espacio para muchas dudas.
La política económica está enfrentando una herencia de deudas y déficit en las cuentas nacionales sin salirse del sendero seguido en los últimos tres años. No deja de ser significativo que Patricio Rivera, anterior ministro coordinador de Política Económica -cartera ahora eliminada- sea ahora el consejero presidencial de Política Económica. Un detalle que no se les escapa ni a Alberto Acosta Burneo, máster en Economía y editor de la revista Análisis Económico, ni a Jorge Calderón, decano de Economía en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.
Las cifras también hablan. El exministro de Finanzas, Fausto Ortiz, recuerda que el mismo Patricio Rivera dijo en su día que la brecha de financiamiento (la suma del déficit más el pago de amortizaciones de deuda) estaría este año en 12.500 millones de dólares. Y, antes de que Lenín Moreno asumiese el cargo, el Gobierno había obtenido (hasta abril) unos $ 5.500 millones en financiamiento para sellar parte de esa brecha. Heredó entonces el nuevo presidente un agujero a cubrir de unos $ 7.000 millones. Ahora le ha restado $ 2.000 millones con la nueva emisión de bonos que, de un lado, hace que 2017 sea el año de mayor emisión desde que Ecuador volvió a los mercados internacionales y que, de otro lado, se esperen nuevas operaciones de financiamiento para 2017.
Aún no ha habido una autoridad que salga a explicar a qué se va a destinar dicho monto. Como pasaba también antes de la investidura del 24 de mayo. Pero en el destino de esos 2.000 millones está la clave, ya que los analistas coinciden en que el Gobierno no tiene alternativas a acceder a más financiamiento. Lo que importa es su uso. Sería un signo de cambio gubernamental, comenta Alberto Acosta Burneo, si se utilizase para financiar un programa de ajuste y de reducción del gasto público. Pero, de momento, no hay pistas en este sentido. Y aún así, un recorte en el tamaño del Estado no eliminaría -aunque sí aliviaría- la necesidad de recursos frescos, según el decano de la UEES. También sería un giro de rumbo, según Ortiz, si sirviese para mejorar la relación entre la Reserva Internacional y sus Pasivos. Pero sin explicación oficial, no hay cómo saber qué filtro -el del continuismo o el del cambio- se aplica a las últimas decisiones.
Escenarios
Deuda Interna
El Gobierno tenía en 2016 un pendiente por deuda interna de 8.655 millones (capital e intereses), según editor de la revista Análisis Económico, Alberto Acosta Burneo. Para cumplir con los pagos, el Gobierno está renovando la deuda. Paga y vuelve a endeudarse. Así, en realidad, solo paga intereses ($ 856 millones).
Deuda externa
Esta es la parte del endeudamiento que sí hace frente el Ejecutivo en su servicio a la deuda. Y supuso, en 2016, 4.113 millones de dólares (capital e intereses). Las amortizaciones tan altas (3.038 millones, incluidas preventas petroleras) presionan para obtener más financiamiento y poder asumir el servicio de deuda, según Acosta Burneo.
Boletín semanal
La incógnita irresuelta del BCE
Hace ocho días, EXPRESO recogía un inusual movimiento de más de 2.100 millones de dólares detectados en el boletín monetario semanal del BCE del 19 de mayo, que fue eliminado horas después. Las autoridades prometieron una explicación que aún no llega y, de hecho, el boletín monetario semanal del 24 de mayo que debería haber sido publicado este lunes aún no está disponible. El movimiento reflejaba una baja en el crédito del Gobierno y un alza en los activos no financieros del BCE.