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Futuro de gigantes

Hasta la primera mitad del siglo XIX las empresas eran pequeñas, no había capacidad de consumo a nivel mundial. En la segunda mitad, los japoneses, con el patrocinio del emperador de la dinastía Meiji crearon los “zaibatsus”, grandes grupos empresariales. La consolidación de las empresas tomó importancia en Estados Unidos desde la última década de ese siglo, al fusionarse empresas de tres de los sectores más dinámicos: ferrocarril, acero y automóvil. No eran rentables por haber demasiadas compañías en cada sector. Se necesitaba fortalecerlos para competir con las corporaciones europeas. Ejemplo, las acerías. US Steel Corporation se creó de la fusión de las más grandes acerías estadounidenses para competir con los colosos alemanes Krupp y Thyssen. En 1901 se convirtió en la primera corporación a nivel mundial con capital de mil millones de dólares. A través del siglo XX continuaron las fusiones y compras en diferentes sectores. Ejemplo, ITT operaba una empresa telefónica en Cuba; entre 1955 y 1980, bajo la dirección de Harold Geenen, ITT se fusionó y compró numerosas empresas en diferentes sectores, hasta convertirse en una de las veinte empresas más grandes de EE. UU.

En los últimos 15 años, el sector cervecero mundial tuvo fiebre de fusiones. Se crearon verdaderos colosos. Los conglomerados que controlan el mercado mundial son AbInbev, Molson Coors, Heineken y Diageo.

El megatamaño de las corporaciones no solo se origina en fusiones y compras, también ocurre cuando pocas dominan sus sectores, por ser innovadoras. El sector tecnológico es ejemplo de corporaciones oligopólicas, el actual se origina en productos o servicios cuyos precios disminuyen en el tiempo. El oligopolio del siglo XIX imponía precios. Muchas nacieron en garajes desde hace 35 años, hoy son titanes cuyas ventas superan al PIB de varios países, y la capitalización de ellas equivale varias veces el PIB de Ecuador. Dos empresas, Microsoft y Apple valen más de 700.000 millones de dólares cada una. La tendencia continuará en las próximas décadas. ¿Qué hace Ecuador para fortalecer sus empresas? Muy poco.