Actualmente, la administración de la estatal lidia con proveedores de las empresas fusionadas que exigen pagos por servicios que Petroamazonas no recibió.

Una fusion con pendientes

La unión de las petroleras estatales tiene reparos. Hay facturas por pagar heredadas.

El trabajo puede ser aún más complejo de lo que se advirtió inicialmente. La anunciada fusión entre Petroecuador y Petroamazonas se estimaba para unos dos años pero, para llegar a esa meta, se tendrán que cumplir con compromisos no planificados y que se arrastran desde 2011. Hay deudas de fusiones anteriores que suman unos 60 millones de dólares. Obligaciones que no pueden llegar a la nueva súperempresa petrolera.

Petroamazonas fue creada en 2007 y, en sus primeros años, absorbió empleados y operaciones de Petroecuador (con su filial Petroproducción) y de otras empresas privadas. En ese proceso ganó personal, con diferentes salarios y cargas laborales. También sumó facturas por pagar.

Actualmente, la administración de la estatal lidia con proveedores de las empresas fusionadas que exigen pagos por servicios que Petroamazonas no recibió. El cálculo de los reclamos oscila entre los 50 millones de dólares y los 60 millones de dólares.

Álex Galárraga, gerente general de la empresa, asegura que cada caso debe estudiarse con cuidado antes de aceptar el reclamo y proceder con el pago. Ante la cantidad, Petroamazonas diseñó un sistema para la atención.

Cada reclamo se analiza en una comisión especializada. Si el proveedor privado tiene la razón se habilita el pago. Claro que, el trámite es más complejo desde ese punto.

Al tratarse de recursos públicos que se entregan por operaciones antiguas y que no fueron corregidas a tiempo, el proveedor debe presentar documentos notariados y certificados.

La Contraloría General del Estado supervisa todo el trámite y verifica que no haya desviación de fondos. Todo el proceso toma un tiempo considerable.

Por eso, al menos por ahora, los dos años parecen poco tiempo.

Petroamazonas, sin embargo, es optimista con la fusión, siempre que se tomen en cuenta algunos factores. Galárraga apoya que una tercera empresa, supervisada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con experiencia internacional, examine a las dos estatales y determine qué procesos de una y otra son positivos. Lo ideal, dijo a EXPRESO, es crear una nueva empresa petrolera que esté a cargo de la exploración, extracción y comercialización del crudo. No cree que sea oportuno que una u otra solo absorba operaciones y empleados.

Otro de los retos de la fusión será determinar qué tipo de sistema de compras públicas se utilizará en la nueva entidad. Petroamazonas dejó de comprar equipos a comercializadores y decidió buscar a los constructores, por ejemplo, de maquinaria. Así se adquirieron generadores de energía a gas de Alemania. Petroecuador usa el sistema tradicional.

Las trabas

Personal

Las dos empresas suman más de 10.000 empleados. Algunos tienen un contrato colectivo firmado en 2017. No se han planteado soluciones.

Compras

El mecanismo ideal sería, según analistas, que las compras petroleras se hagan directo con productores y constructores, en lugar de ‘dealers’.

Seguros

Las dos empresas aplican mecanismos diferentes para la adjudicación de seguros y seguridad privada. En Petroecuador hay novedades.

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