Manuel Solórzano vino desde Guayaquil.

Ni el frio los detuvo

Ni el frío pudo mermar su entusiasmo. Roberto Fiallos y Elvis Once, de Ambato; Álex Herrera y Jefferson Pilco, de Galápagos, y Carlos Freire, de Puyo, pusieron la alegría, ayer, en las afueras del estadio Olímpico Atahualpa.

Ni el frío pudo mermar su entusiasmo. Roberto Fiallos y Elvis Once, de Ambato; Álex Herrera y Jefferson Pilco, de Galápagos, y Carlos Freire, de Puyo, pusieron la alegría, ayer, en las afueras del estadio Olímpico Atahualpa.

Ellos son estudiantes de Arquitectura de la Universidad Indoamérica de Ambato. Llegaron a la capital para asistir a la Bienal. Pero no quisieron dejar pasar la oportunidad de estar hoy en el estadio alentando a la Tri ante Venezuela. Será la primera vez que vean en vivo y en directo un partido de la selección ecuatoriana.

Fiallos dijo bromeando que “no comieron para ahorrar y comprar las entradas al estadio”.

Adquirieron los boletos en la reventa. Pagaron cinco dólares más del precio oficial por la general ($ 25). Luego buscaron camisetas de la Tri. La mayoría se decidió por la alterna de color azul.

“Estamos muy emocionados porque es la primera ocasión que vamos a estar en el estadio en un partido de nuestra selección. Es un anhelo que teníamos todos”, contó Once.

El joven estudiante, de 21 años, mostró su optimismo y dijo que Ecuador ganaba 2-1 con goles de Felipe Caicedo y Énner Valencia.

“Es verdad que nuestros padres hicieron un gran esfuerzo económico para mandarnos a la Bienal. Pero estar acá y no ir al estadio a alentar a nuestra Tri, nos íbamos a arrepentir toda la vida”, justificó Herrera.

Unos metros más a la derecha, tres hinchas venezolanos también buscaban entradas. Mangris Zea, Carlos Rondón y Leonardo Silva son compañeros de trabajo y aprovecharon sus vacaciones para venir a apoyar a la selección de su país.

“Sabemos que prácticamente estamos eliminados, pero la goleada ante Bolivia nos entusiasmó y aquí estamos para dar todo el respaldo a nuestra Vinotinto, aunque con mucho frío”, comentó Zea a EXPRESO.

Apenas se detuvieron, varios revendedores se acercaron y les ofrecieron los boletos. La chica mostró desconfianza. “¿Cómo puedo comprobar que estas entradas no son falsas?”, preguntó Mangris a uno de los revendedores. Él, inmediatamente, le enseñó su credencial como miembro de la Asociación de Trabajadores en estadios y espectáculos públicos de Pichincha.

Pero los hinchas venezolanos no se convencieron y se acercaron a las personas que controlaban el ingreso al estadio y les consultaron cómo podían confirmar si los boletos que tenían los revendedores eran oficiales. Eso solo se puede comprobar con el detector el momento que ingresen, fue la respuesta.

Solucionado este inconveniente, Rondón está seguro del triunfo de Venezuela.

El guayaquileño Manuel Solórzano, en cambio, estaba preocupado. ¿La razón? Aún no tenía “ni para el almuerzo”. Él es vendedor informal y, cada vez que juega la selección, llega para vender camisetas, pelucas y banderas de la selección. “Creo que el frío ha detenido a los aficionados”, dijo.