Friends: Machista y homofobica

‘I’ll be there for you’’. Esa frase no necesita un fondo musical para trasladarnos a los años 90, cuando un grupo de seis amigos exponían sus conflictos emocionales conquistando la pantalla chica a nivel mundial.

La serie estadounidense creada en 1994 por David Crane y Martha Kauffman, rompió los tabúes de la época a través de capítulos reveladores, convirtiéndola en un clásico.

A pesar de esa “rebeldía” , desde que Netflix decidió revivirla este año, muchos jóvenes lanzan sus dardos de críticas hacia el corazón de quienes amamos esta producción. ¿Por qué? Machismo y homofobia en sus personajes.

Las bromas contra Ross porque su expareja es lesbiana, contra Chandler porque piensan que es gay y porque su padre es transexual, sumado a la insistencia de Ross para que su hijo no juegue con muñecas parecen verse disuadidas en la comedia. Los escritores, con la ayuda actoral, presentan una realidad de los 90 con un toque gracioso.

Todos estos episodios “polémicos” son tratados con la suspicacia de sus creadores poniendo siempre al personaje “consejero” del día, que hacía entender al otro su error. Pongamos ejemplos: cuando Monica incita a Chandler a visitar y aceptar a su padre para que fuera a su matrimonio.

Es entendible que ciertas actitudes de estos amigos estén “fuera de lugar”. Pero ¡un momento millennials! No se puede juzgar la serie con filtros actuales. Han pasado 24 años desde su estreno.

Aunque en pañales, Friends fue una serie revolucionaria que dio visibilidad a todo tipo de familias y abrió los primeros debates sobre sexualidad y feminismo. Sus directores y guionistas lanzaron una bomba de protesta con herramientas menos poderosas de las que ahora existen.

La idea de que Rachel renunciara a una boda sin amor exigida por sus padres y empezara de cero para triunfar con su profesión fue la primera cachetada a la idea de “el príncipe azul lo es todo” que Disney vendía por la época.

Para lograr quebrar esos paradigmas era necesario mostrar lo negativo de la sociedad entonces. No se puede resaltar una problemática sin su causa: lo que estorba, lo que no se debe hacer.

Los que gustamos de esta serie reímos por eso: de cómo se pensaba antes —y quizás esa sea la razón fundamental para no perderse esta comedia—. Pero, sobre todo, nos sentimos conectados por la lealtad y camaradería de este grupo que, más allá de sus absurdos, nos enseñaron a respetar a nuestros amigos como son: creyentes, no creyentes, intelectuales, bohemios, inmaduros, centrados, locos...

¿O todos son iguales en tu pandilla?

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