$ 2’600.000 es el costo individual de la tercera edición del encuentro, que será en noviembre.

Un festival con sobreprecio

El Festival Internacional de Artes Vivas de Loja (FIVAL) anunció, entre bombos y platillos, la programación para su tercera edición.

El Festival Internacional de Artes Vivas de Loja (FIVAL) anunció, entre bombos y platillos, la programación para su tercera edición.

Pero además de la pomposa cartelera que informa el arribo de 12 grupos internacionales, 14 propuestas locales, talleres y más, el FIVAL también tiene un problema, que su próxima edición, al igual que la anterior, está plagada de irregularidades.

Lo que empezó como un secreto a voces a fines de 2017, cuando el entonces ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Vallejo y varios funcionarios dejaron repentinamente sus puestos, fue confirmado por la Contraloría General del Estado, que aprobó recientemente un informe donde explica que el emblemático encuentro artístico del gobierno anterior pasó a costar casi $ 5’600.000, después de haber contado con una primera puesta en escena $ 1’933.000.

Pero la primera irregularidad que recoge la Contraloría es que la contratación de la empresa organizadora del evento, Stargroup Cía. Ltda. (Grupo EKOS), se realizó a través de Régimen Especial, aún cuando la primera edición se realizó a través de concurso.

¿Por qué?

Nadie lo sabe, ni siquiera el propio Servicio Nacional de Compras Públicas, que autorizó la modificación, cuando, al igual que en el aumento de precio, no había documentos justificando la medida.

Consultados por EXPRESO, el grupo EKOS indicó, a través de un representante, que estos no fueron responsables de elaborar el contrato y que las observaciones de la Contraloría están dirigidas hacia el Ministerio del Cultura y Patrimonio. Este Diario solicitó una respuesta a la cartera estatal el pasado miércoles, pero no hubo respuesta.

Donde sí las hay es en el informe. Ahí, el entonces ministro, Andrés Aráuz, que reemplazó a Vallejo durante el último mes del pasado gobierno, y firmó el contrato con EKOS, explicó que el aumento de presupuesto se debía a “eventos y actividades adicionales” que no se habían contemplado en el primer encuentro.

Esto se contrapone a opiniones de otros funcionarios, como Karla Reinoso, entonces subsecretaria de Artes y Creatividad quien señala dentro de sus respuestas a la Contraloría que “nunca estuve de acuerdo con la modalidad de contratación...el ministro argumentó que se cambiaría el monto del contrato...no obstante nunca fue justificado técnicamente”.

Sin embargo, meses antes de que iniciara el examen especial, había indicios de malestar. Guido Rivadeneira, quien se desempeñó como coordinador financiero del ministerio, respondió a la notificación de su remoción de cargo señalando que esta lo liberaba de “realizar una contratación directa y sobrevalorada” que se había hecho sin justificaciones.

Hay otras dos misivas similares, donde funcionarios removidos también establecen que la contratación y el aumento de valores no se justificó.

Según datos de la Contraloría, el informe se encuentra en proceso de revisión interna para determinar posibles glosas. Mientras tanto, las actividades previas de la nueva edición del FIVAL continúan.

El esperado festival será del 15 al 25 de noviembre. Se espera un promedio de 30.000 espectadores.

Un sueño marcado por la polémica

La primera edición del encuentro, realizada en 2016, estuvo marcada por la oposición de colectivos y gestores culturales, que indicaban que el gasto era excesivo y que se habían recortado fondos a festivales ya existentes. No obstante, el evento fue bien recibido por la crítica y significó ingresos de $ 500.000 para Loja.