Nada favorable para comentar

La presentación de la selección ecuatoriana que nos representará en la Copa América Centenario no dejó nada favorable para el comentario, luego de su derrota (1-0) frente a Estados Unidos.

Como contrapartida hemos escuchado voces que sugieren que el técnico debe dejar que la verdad lo encuentre, pues dicen que quien está en contra de la verdad está en contra de sí mismo. Por ejemplo: señalan que es indiscutible que la zona más regular de la tricolor se encontraba en su línea defensiva, pero que esta vez no fue así porque no pudieron reunir a todos los que son, y que además ya no hay tiempo para lamentaciones tras esa enorme carencia de ideas claras en su delantera. ¿Panegíricos, muletillas o simples ganas de cuestionar la opinión del seleccionador?

¡Atención: no se trata de buscar provocación en quienes tienen la dura como difícil responsabilidad de vestir la casaca nacional! Lo que buscamos todos es que aprendan a templar bien sus nervios, y si es posible blindarse con la fortaleza espiritual que les brinda un pueblo ávido de gloria.

Llegó el momento de zafarse de las diferencias que adulteran la vida cotidiana, y poner mucha fe en que es necesario vencer para no morir. Tienen que saber que el estado ideal que concibe el deporte como posible, es tener la suficiente limpieza en el juego para que impere el “fair play”.

Algunos de nuestros representantes ya tienen experiencia en similares eventos, pero si pudiesen avanzar más allá de lo que lograron hasta ahora, lo correcto sería continuar en la línea de conducta de otros ecuatorianos que triunfaron dentro y fuera del país, y que ahora sirven como ejemplo de generaciones futuras: Alberto Spencer, Jorge Bolaños, Polo Carrera, Álex Aguinaga, y tantos otros que tienen ganado un espacio en el templo de la posteridad.

¡Hay que entender que el buen deportista es quien hace llorar de emoción al público, y no que el deportista llore!