La fatal arrogancia

El Congreso (1990-1992) aprobó mi Ley de enseñanza obligatoria de Urbanidad, Moral y Cívica. No se cumple. Quizá sea la causa de las desdichas de la patria. Malos hábitos y costumbres.

Se nos impuso el socialismo del siglo XXI: demagogia, peculado, nepotismo, concusión, cohecho, sometimiento de la justicia, cinismo, hipocresía, impunidad e irrespeto. Agresiones, chabacanería, envidia, traición. Deudas y déficit impagables. Violaciones a las libertades individuales, derechos naturales, desapariciones forzadas de personas, extinciones arbitrarias de entidades sociales y atropellos a las libertades de expresión y prensa.

Friedrich Hayek (1899-1992) Nobel de Economía (1974) lo dijo en su libro La fatal arrogancia (1988): “El Estado no puede reunir información suficiente para que el mercado funcione. Ni fijar normas que rijan la sociedad en la que vivimos. Es incapaz de organizar la economía, la sociedad, la producción y la distribución de bienes”. Rechaza al comunismo soviético, al socialismo, al “racionalismo constructivista”, al empirismo, al positivismo y al utilitarismo que buscan una sociedad igualitaria y justa (Hayek).

Lenín Moreno desmonta “la fatal arrogancia” de Correa. Impone el diálogo. Sin falsa modestia ni desdén soberbio. No es humilde ni altivo. Es veraz.

Vladimir Putin (Davos 2009): “El Estado absoluto convirtió la economía soviética en sistema totalmente incompetente”. “Nos costó muy caro”. “El socialismo, keynesianismo y el militarismo, otro gran error”.

Eudocio Ravines (1897-1979), fundador del Partido Comunista Peruano, amigo personal de Stalin, escribió La gran estafa (1952) “para que la gente abra los ojos”. “El incremento del ‘déficit presupuestario’ y la ‘acumulación de la deuda pública’ son destructivos”. “La economía mixta (Keynes) introduce el totalitarismo”. Y renunció al socialismo. Velasco Alvarado, dictador comunista peruano, le quitó su nacionalidad. Lo hizo apátrida. Al retornar a México, dos días después de dar una conferencia en Guayaquil, fue asesinado.