Farandula y politica

Cuando a un intelectual, no recuerdo si era poeta o narrador, dramaturgo o ensayista, algún admirador despistado, de esos que acostumbran a leer más de medio libro por año, no como lo hace la mayoría de los ecuatorianos, tal y cual lo ha revelado la infalible estadística, lo calificara de “famoso” en una entrevista que le hizo a través de la pantalla chica, el garabateador de cuartillas le respondió que ese título no podía pertenecerle ya que muy pocos lo conocían, puesto que “no era ni presentador de televisión o radio, ni futbolista, ni político a tiempo completo y mucho menos formaba parte de la farándula, como cantante o como actor”.

Me sea permitida esta introducción para entrar en el tema de la política, precisamente en estas épocas en que, gracias a las próximas elecciones que se realizarán en febrero, está tan encendida. Y que andan de boca en boca del populacho nombres de muchos de estos “famosillos”, que han sido tomados en cuenta sobre todo para formar parte de las listas que terciarán en los comicios en los que la voluntad popular escogerá a quienes tengan que llegar a las curules de la Asamblea Nacional.

Me permito también recordarle al respetable, si la memoria le es un tanto infiel, que Antonio Hanna Musse llegó a ser alcalde de la ciudad más poblada del país gracias a un programa que logró la más grande de las sintonías. Y que cosa parecida ocurrió con el “maestro Juanito”, que llegó a ocupar la Alcaldía de Quito por su tan original forma de llevar a cabo sus programas, que no se los perdían en La Mariscal y menos en los sectores más suburbanos de la urbe capitalina.

De esta manera parece que van a llegar a la legislatura muy agraciadas figuras que nos hablan de chismes faranduleros o que con cierta versatilidad interpretan papeles en esos largos “culebrones” que acostumbran a ver con tanto entusiasmo nuestras medias naranjas, cuñadas, suegras, etc. Y también los comunicadores que a diario nos dan noticias. O quienes acompañan a las anteriormente citadas damas, sin haber pertenecido nunca a partido político alguno. También se llamará a algún futbolista famoso de la Tri o del Ídolo. Y que los intelectuales “se queden piola”, como dirían los argentinos.

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