Recuerdo. Carmen Moreira, madre de Junior, muestra los reportajes sobre su hijo.

La familia de Sornoza recibio felicitaciones

Ayuda. Después de la participación en Copa Libertadores, Junior Sornoza visitará su tierra natal para ver en qué más puede ayudar.

Portoviejo Los familiares, amigos y vecinos de Junior Sornoza vibraron con la victoria del Independiente del Valle sobre River Plate.

Carmen, madre del futbolista, sintió que su corazón se aceleraba con cada jugada. Primero con el pase que Cabezas y Angulo convirtieron en gol y, casi al filo de que se acabara el partido, con el penal.

Esa misma noche el teléfono de Nazareno, padre del jugador, no paraba de sonar. Siquiera fueron 30 veces. “Me llamaban a felicitarme y a agradecer”, contaba sobre el gesto de Junior, quien mostró un par de camisetas apoyando a Portoviejo.

Desde la pequeña casa de dos plantas, ubicada en lo alto del barrio San Pablo, se ve todo Portoviejo. La belleza y la destrucción. También el estadio Reales Tamarindos y aquel césped por el que Junior corría junto a su padre, luego de que aprendiera a caminar.

“Cuando subo, lloro. Prefiero mirar para las montañas”, confiesa la manabita de 43 años. Durante nueve días durmió fuera de casa, contemplando su casita que “gracias a Dios no tuvo más que un par de grietas en las baldosas”.

Supone que casi no tuvo rasguños porque la construyó su esposo “con sus propias manos y con amor”. Pero aun así no permanece ajena a la situación que vive su tierra.

En su casa aún se percibe nerviosismo. A María Elena, la hermana mayor, se le cayeron unas paredes de su vivienda. “Pero lo material se repone”, cuenta que le repetía el jugador cuando conversaron por teléfono. A ellos el terremoto los cogió en Quito. Sus hijas y demás familiares sí sintieron el ‘remezón’ en Portoviejo. LLl