Aun nos faltan
La imagen que el Ecuador no puede ignorar. Javier, Efraín y Paúl. Encadenados. Detallando las condiciones para su liberación. De repente ya no estaba viendo a mi país. Estaba viendo a Siria, o a Irán. O tal vez algo más cercano: El Salvador o México. Allá, bien lejos. Una realidad distante, muy dolorosa. Pero no mía. No en Ecuador. “Un país de paz”. El consuelo que nos quedaba. El consuelo al que acudíamos. Me imagino que en el intento de sentirnos seguros, pondremos objeciones, diciendo que esto es problema de la frontera. Y sin embargo, el último ataque se realizó en Quinindé. A solo 3 horas de Quito. Y sin embargo, en Guayaquil se han realizado operativos en contra de la red de Guacho, el secuestrador. Nos faltan 3. Cuidado nos falte el país entero. Las condiciones para la liberación de los nuestros son el intercambio por tres guerrilleros detenidos y la anulación del convenio antiterrorista Colombia-Ecuador. ¿Para qué? Ha de resultar un impedimento para poder actuar a sus anchas. Mayor libertad de acción, eso es lo que quieren y lo último que podemos dar. Creo que aceptar estas condiciones es legitimar este medio de coacción, abriendo la posibilidad a una ola de secuestros. Poniendo aún en mayor peligro a las poblaciones vulnerables de la zona. ¿Cómo los van a rescatar entonces? No lo sabemos. Como es de esperarse las negociaciones deben llevarse con el silencio más estricto, para no poner en riesgo las operaciones. Hay sin embargo indicios que desaniman. La “colaboración” entre los gobiernos de Colombia y Ecuador no parece ser sólida. Especialmente cuando las Fuerzas Armadas del primero revelan información que el nuestro no quiere revelada. O cuando el fiscal general de Colombia afirma que los secuestrados están en territorio ecuatoriano. Parece listo para desligarse de la tragedia. Nadie está preparado para este momento. Para rescatar vidas. Esperemos que la Comisión de Seguridad, recientemente formada, funcione. Y no sea más burocracia. Mientras tanto, nosotros tenemos la obligación de seguir presionando. De acompañarlos. De no olvidar que hasta que regresen, estamos incompletos.