
La falacia de los bebes ‘a la carta’
Sabemos que existen técnicas para modificar la genética de las células del cuerpo y que muy pronto se podrá hacer frente a cientos de enfermedades hereditarias. Pero, ¿para cuándo el bebé a la carta?
Sabemos que existen técnicas para modificar la genética de las células del cuerpo y que muy pronto se podrá hacer frente a cientos de enfermedades hereditarias. Pero, ¿para cuándo el bebé a la carta (algo así como: hágame un bebé con ojos verdes como su madre y simpático como el padre, para llevar por favor)?
La respuesta que da la Ciencia es: nunca. Todo rasgo humano dependería, en mayor o menor medida, del ambiente y no hay manera de diseñar a alguien amoroso, simpático o inteligente solo jugando con el genoma. Ni aunque se pudiera manipular un genoma desde cero existiría esa capacidad.
Los “bebés a la carta son una falacia”, según George Church, genetista revolucionario de Harvard y uno de los expertos de Science. “Todo es fruto del escaso conocimiento social en temas de genética y del gusto que tenemos por inventarnos un futuro apocalíptico”.
Es más, explica que en el caso hipotético de que se pudiera controlar el ambiente de la persona diseñada, no existe manual de instrucciones donde figuren los 20.000 o 25.000 genes con sus funciones, expresiones y relaciones entre ellos.
Existen tecnologías que permiten editar el “texto” del genoma humano (ese que se pudo a principios de siglo), pero aún es prematuro. De a poco se va descubriendo qué genes y de qué manera afectan a enfermedades y rasgos. Si se encuentra una enfermedad que dependa totalmente de un gen, se puede eliminar, pero hasta ahí.
Para entender la situación, un ejemplo práctico sería: usted tiene un nivel de inglés medio-bajo, eso le permite entender textos sencillos e incluso corregir faltas de ortografía evidentes (‘bery’ se escribe con ‘v’), pero está lejos de poder escribir un libro en este idioma.
Es así que si hablamos de lo que sería o no sería posible, actualmente, podríamos decidir el color de ojos y de piel y disminuir el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, la diabetes o el alzhéimer. Más allá de eso, se vuelve todo muy complejo e incierto.
“No es que no podamos diseñar un rasgo conductual (hacer que alguien sea emocionalmente estable, por ejemplo) es que no podríamos diseñar ni el mentón de un futuro niño”, agrega Church. “No todas las modificaciones son iguales. Algunas son sencillas y otras, la mayoría, son muy complejas”.
En esta línea, algunos investigadores están proponiendo un enfoque más agresivo y han identificado algunos alelos interesantes que parecen bastante seguros de modificar. Modificaciones que van desde facilitar la formación de masa muscular o aumentar la resistencia a infecciones víricas hasta reducir el olor corporal.
Este es el estado actual de la ingeniería genética. Se ha avanzado mucho en los últimos cincuenta años, pero aún ni siquiera se puede imaginar qué es lo que sucederá en los próximos 50. Ya lo dijo David Baltimore, Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1975: “Lo impensable se ha convertido concebible. Estamos tan cerca que tenemos que decidir cómo vamos a utilizar esta capacidad”.
DEBE SABER
1. Peligro
El 17 de septiembre de 1999, Jesse Geslinger se convirtió en la primera persona en morir a causa de la terapia genética. Él buscaba mejorar su vida.
2. Estudio
La de los 2000 fue una década perdida para la investigación en modificación genética. Al menos, hasta que Crispr se cruzó en nuestras vidas.
3. Aprobación
La National Academy of Sciences y la National Academy of Medicine han dado el visto bueno para la modificación de embriones para mejorar rasgos genéticos.
3. Aprobación