Experiencia de unidad y democracia
El 28 de mayo de 1944 el Ecuador vivió una de las más ricas y transcendentales expresiones de concentración y unidad nacional. En ese importante hecho histórico se depusieron ambiciones e intereses políticos y grupales. Todos pensaron al unísono que primero era el país, antes que las organizaciones y tendencias ideológicas en torno a las cuales se ejercía el poder y la oposición. Fue un momento alto de expresión unitaria de los ecuatorianos, pues los más diversos dirigentes, partidos y organizaciones políticas decidieron concertar y concretar las reivindicaciones del país creando la llamada Alianza Democrática Ecuatoriana (ADE). Este fue más que un frente político de unidad. Fue un organismo vivo, un método e instrumento para sacar al Ecuador de la crisis y del despotismo al que un mandatario lo había sometido.
En torno a la ADE, plataforma política y accionar, se agruparon empresarios y trabajadores, intelectuales y profesionales, artistas, estudiantes, maestros, montuvios e indígenas. En efecto, las cámaras de producción y organizaciones de trabajadores de la ciudad y del campo, comprendiendo que el Ecuador vivía un momento de crisis y de política autoritaria con un régimen que no respetaba las libertades públicas, depusieron sus diferencias para llevar adelante al país.
Fue singular este hecho. Aún lo piensan, interpretan y analizan politólogos, sociólogos e historiadores para explicar cómo y por qué la unidad fue más fuerte que las ambiciones de los diferentes sectores económicos, sociales, políticos y culturales.
Han pasado 72 años. Ya no sobreviven sino pocos de aquellos hombres y mujeres que participaron en ese acontecimiento. A esa distancia de tiempo es importante repensar ese momento y proceso histórico, puesto que de él se derivó la mejor de las pedagogías políticas, que enseñó mucho a líderes, militantes, empresarios, trabajadores, etc.
Su rememoración y valor histórico siempre dirá que es una de las más importantes lecciones de la historia. De ella se aprende que en momentos en los que los intereses de la nación están en riesgo, cuando la democracia está en peligro por la presencia de acciones despóticas y autoritarias, la defensa de la libertad en el marco de la unidad es la única salida para reinventar la nación y su proyección social.