Expectativas

en el transcurso del 2016, la Asamblea Nacional ha debatido y aprobado proyectos que han sido polémicos en su momento. Quienes somos espectadores nos preguntamos algunas veces si los asambleístas han puesto en una balanza las leyes aprobadas, siendo estas un reflejo de lo que el pueblo necesita, o si los proyectos obedecen más a una decisión política que ejecuta una bancada legislativa con alta presencia en dicho organismo.

Estas reflexiones han tomado fuerza esta última semana del año, con la aprobación por parte de la Asamblea del cuestionado Proyecto de Ley Orgánica para Evitar la Especulación sobre el valor de las Tierras y Fijación de Tributos”, más conocida como Ley de Plusvalía, proyecto que fue rechazado por el pueblo en julio del año anterior.

Quienes lo impulsan mencionan que este año ha existido una alta campaña de socialización, y aunque es una postura que debe analizarse, no puedo dejar de preguntarme si ese esfuerzo ha dado como resultado la aceptación del pueblo al proyecto que se aprobó hace pocos días, o si la Asamblea avanzó contra viento y marea en un proyecto de gobierno.

A decir de los asambleístas defensores, esta ley trata de combatir la especulación en el valor de la tierra y facilitar el acceso a la vivienda. El proyecto crea un impuesto sobre el valor especulativo de suelo, calculado mediante una fórmula que determinaría los parámetros para conocer cuándo el valor es excesivo y cuándo no. Bajo esa premisa podríamos ser especuladores a la luz de un frío cálculo matemático que no atiende circunstancias ni consideraciones puntuales de cada negociación.

En relación a la posibilidad de que la ley facilite el acceso a la vivienda, creo necesario tener presente que el mercado inmobiliario se mueve en función de algunos factores, tales como la liquidez de quienes quieren acceder a una vivienda, la posibilidad de tener acceso al crédito, entre otros.

Con ciertos puntos polémicos y estando para aprobación o veto del Ejecutivo, nos encontramos a las puertas de un 2017 que luce lleno de expectativas.

¡Feliz año!

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