Existen constructores de infiernos

Empiezas a crecer y sientes que tu cuerpo no armoniza con lo que sientes. Sientes, por ejemplo, que no te gusta vestirte como lo hacen las personas de tu mismo sexo, que quisieras expresarte de otra manera. Te sientes atraído por situaciones y personas que, de lo general que ves en la vida, no es común. Sigues creciendo y se te hace difícil seguir creyendo eso de que hay un Dios lleno de amor para los humanos, porque empiezas a oír que las relaciones entre personas del mismo sexo son motivo para irse al infierno, y por las consecuencias terrenales que eso trae, como por ejemplo, ser condenado socialmente, la vergüenza de la familia y, de tener muy mala suerte, ser encerrado en un lugar donde, a través de la tortura y obligada oración, te vuelvas normal. Así de normal para que desees casarte con alguien de sexo contrario y tener hijos, y agradando a tu contorno, conquistar el amor divino y salvarte del infierno. Encerrado, asustado, preguntándote dónde está el amor de tus padres, preguntándote por qué no te aceptan como eres, preguntándote dónde puedes encontrar a alguien que te saque de eso que sí parece infierno. ¡Son muchas preguntas! Como muchas fueron las que interiormente te hiciste desde que eras pequeño. De preguntas ya estás harto, solo quieres vivir en paz y avanzar en el camino de descubrirte y reconocerte. Pero sigues encerrado en ese lugar donde te insultan, te drogan para que permanezcas adormecido, donde te obligan a tener sexo con quien no quieres. Todo para sanarte, para curarte.

No sé cuántos estén sufriendo cosas así, pero la policía debe cerrar estos centros. La familia debe ahondar en el amor para criar a sus hijos y en la libertad que les pertenece; los “autorizados” a hablar en nombre de Dios, deberán recordarnos que Dios nos ama no porque lo merecemos sino porque Él así lo decidió, es decir, es un amor gratis, sin condicionamientos. No creo que exista el infierno, pero en caso de ser así, la homosexualidad no es una razón para estar allí. Así que por favor aprendamos a vivir en diversidad en toda su magnitud, con compromiso a la dignidad humana y, para los creyentes, en consecuencia de la fe en un Dios llamado Amor.

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