La excelencia en el trabajo
U n aviador de Sri Lanka Airlines, en estado etílico, pretendía pilotear un avión con 259 pasajeros en la ruta Frankfurt-Colombo. Gracias a Dios se percataron de su condición y la tripulación impidió el despegue.
El piloto fue suspendido y los pasajeros indemnizados. Hasta ahí los hechos ocurridos relatarían un final feliz, pero no lo es, dado que el incidente muestra cómo la operatividad de los tentáculos de la irresponsabilidad es recurrente no solo al área de manejo sino a las funciones laborales.
Trabajar con excelencia no es decirlo, sino hacerlo, es diferenciar la validez del fondo versus la forma; es reconocer la queja inventada como excusa para no hacer.
Econ. Marysol del Castillo