Como evitar una guerra en Venezuela

Ha pasado un mes desde que Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, declaró que asumía los poderes de la presidencia venezolana -hoy en posesión de Nicolás Maduro-, y la crisis política está lejos de terminar. La escalada de tensiones ha llegado al punto de la posibilidad de una guerra civil declarada, aparentemente inverosímil hace pocas semanas. Al menos cuatro personas murieron y cientos resultaron heridas en choques violentos en las fronteras de Venezuela el fin de semana pasado, cuando fuerzas del gobierno abrieron fuego contra opositores que intentaban entrar ayuda humanitaria al país. El régimen de Maduro es autoritario, está militarizado y dispuesto a matar a civiles para mantener el poder. Una encarnizada división atraviesa la sociedad venezolana entre revolucionarios inspirados por Hugo Chávez y una oposición numerosa que se siente avasallada. Ambos lados se desprecian mutuamente.

¿Qué hacer para alejar a Venezuela de una guerra civil y encaminarla hacia un futuro pacífico y democrático? En relación con esto, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump cometió un grave error de cálculo. Cuando EE. UU. reconoció a Guaidó como presidente de Venezuela -junto con un grupo de países latinoamericanos- y prohibió la compra de petróleo al gobierno de Maduro, apostaba a que la presión bastaría para derribar al régimen -una operación de 24 horas-. Pero las estructuras de mando centralizadas de la inteligencia militar, sumadas a los intereses personales de altos oficiales que controlan importantes segmentos de la economía, hacen sumamente improbable un alzamiento militar contra Maduro.

La provocación estadounidense puede abrir una grieta entre los comandantes militares y los oficiales de menor jerarquía, pero eso solo aumentaría la probabilidad de una sangrienta guerra civil. Frente a la perspectiva de que el cambio de régimen no será rápido, el gobierno de Trump y algunos sectores de la oposición venezolana han empezado a pensar seriamente en una intervención militar. La política de sanciones de EE. UU., de continuar, solo producirá una hambruna: aislar económicamente a un país que básicamente se alimenta con sus ingresos petroleros puede sumir a toda la población en el hambre. Los vecinos de Venezuela y la dirigencia internacional deben descartar la opción militar estadounidense.

El país necesita una mediación para que haya nuevas elecciones, un período interino de tregua política en 2019 para poner fin a la hiperinflación devastadora, reiniciar flujos de alimentos y medicinas y reconstituir nóminas e instituciones electorales para una elección pacífica y creíble en 2020. Una solución pragmática: que el gobierno actual siga controlando el ejército y que personal técnico con respaldo de la oposición tome control de las finanzas, banco central, la planificación, ayuda humanitaria, servicios de salud y relaciones exteriores. Ambos lados acordarían un cronograma para una elección nacional en 2020 y una desmilitarización con supervisión internacional y del Consejo de Seguridad de NN. UU. de la vida cotidiana, con restauración de derechos civiles y políticos y de la seguridad física dentro del país. Una guerra devastadora que puede durar muchos años y afectar a toda la región.

Jeffrey D. Sachs y Francisco Rodríguez.

Sachs es profesor distinguido en la U. de Columbia. Rodríguez, economista principal en Torino Economics, fue asesor del excandidato presidencial venezolano Henri Falcón.