Una estadia en un convento franciscano
Al ver la fotografía de Fray Carmelo, la mascota en el convento franciscano de Cochabamba, en Bolivia, de inmediato me vino al recuerdo cuando integrando el equipo de Emelec en 1965, nos alojamos en ese lugar con motivo de un partido de Copa Libertadores en ese país.
El centro de retiro ofrecía servicios de alojamiento y alimentación, muy convenientes debido a la tranquilidad del lugar. El equipo de fútbol guayaquileño y sus directivos disfrutaron de gran atención y excelente trato durante los cinco días de su estadía.
El presidente de la delegación era Víctor Peñaherrera, estando además el técnico Paternoster, Edmundo Veloz, el “Ñato” Castillo, y el autor de esta nota.
La atención de los franciscanos fue tan esmerada, que inclusive nos construyeron una cancha de voleibol, nos enseñaron a jugar “a las bochas”, y al criquet, un aristocrático deporte inglés.
Por supuesto no todos estaban contentos, especialmente Felipe Mina, quien cuando le servían pollo pedía carne, y viceversa. En una madrugada, Felipe caminó hacia la parte posterior del convento, por cuanto había ruidos que no lo dejaban dormir. Creo que solamente él los sentía.
Su sorpresa fue mayúscula, cuando se encontró con un maravilloso cuadro de los frailes franciscanos, ordeñando sus vacas lecheras, y preparando pan en un horno de leña. No menos de unas 120 personas de los pobres de los alrededores del poblado, recibían este desayuno, que estoy seguro era más saludable que masticar la hoja de coca. A un costado uno de los frailes curaba los raspones de los niños con un botiquín casero.
Al día siguiente no solamente Felipe Mina, sino Raymondi, Pineda, Ordeñana, Mayeregger y él que escribe esta nota, disfrutamos del más bondadoso de los desayunos, junto a los que sin tener nada, tenían mucho, con la ayuda que recibían de los padres franciscanos.
Al llegar el momento de regresar a casa, los buenos deseos y las esperanzas de mejores días, se hicieron presentes, con el ejemplo de esta maravillosa congregación. Compartir y ayudar definitivamente es la mejor forma de disfrutar la vida.