El espiritu de solidaridad

T odos estamos conscientes de que lo que acontece al Ecuador, tras el terremoto, es digno de solidaridad y así lo han demostrado su gente y la fraternidad internacional.

De la misma forma se espera que este gran corazón abierto a la necesidad de nuestros hermanos en desgracia no se cierre pronto y el espíritu fraterno contagie también las mentes para pensar que este noble gesto debe ser en todo tiempo a un amigo, familiar o vecino porque esta acción más que gratitud produce un bienestar interior sinigual e invalorable que solo lo devuelve el Creador a través de paz y prosperidad espiritual.

Cecilia de Luna