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Espejo fragmentado

Eso es Ecuador hoy. Más, luego de 11 días de terror, ofensiva de mafias, guerrillas urbanas, piromanía, agresión y secuestro a policías y militares, destrucción de Quito, atentados a derechos humanos bloqueando agua, alimentos, etc., insultos sin nombre a la discapacidad de no caminar del presidente, acoso y secuestro a la democracia, odios étnicos, etc., y un irresponsable “yo no fui”. Quien mire el espejo del país lo verá trizado. Si ayer éramos patria fragmentada de diferentes sectores socioeconómicos y étnicos que no saben ni aprenden a convivir, hoy los fragmentos se han multiplicado.

¿Saben qué han hecho los fundamentalistas que destruyen la patria de Espejo, Olmedo, Rocafuerte, Aguirre Abad, Urbina, García Moreno, Alfaro? No, no lo saben. Nunca lo aceptarán, ni otros se los harán entender. Su racionalidad no tiene la honestidad de la autocrítica. Es pura y profunda prepotencia de ricos, pobres y caciques de comunidades marginadas que creen que a la lucha de clases hay que agregarle el fuego y el veneno destructor y mortal de los resentimientos y odios étnicos.

Hoy estamos más desolados. Despojados de todo. Abandonados a un incierto futuro en una noche macabra de un desierto desolado, donde los oasis se fugaron porque el viento de la autodestrucción es más fuerte que la capacidad de vivir y crear un Ecuador para todos. Si ayer éramos regiones socioeconómicas, geopolíticas y centros de poder diferentes que el Estado nación y la Constitución no lo lograba remendar, ahora hay más fragmentos de sociedades que quieren vivir, pero la atmósfera socioeconómica, política y étnica la llenan de fuego, veneno, sinrazón, desencuentros, odios étnicos y una miserable capacidad de destrucción de las mínimas posibilidades de unión, diálogo y fraternidad. Se persiste en dinamitar más la patria fragmentada.

Invoquemos al día como hoy, cuando hace 199 años los cuencanos siguieron la Aurora Gloriosa de Libertad que activó la sociedad guayaquileña. Sin prepotencia ni odios étnicos, no imitaron sino que con espíritu y acción fueron por esa ruta de unidad y libertad. Repitamos esto antes de que el Ecuador se desintegre porque aun en la era digital no sabemos escribir ni pronunciar las palabras paz, diálogo, concertación y unidad.