El error historico de Donald Trump

El presidente Donald Trump ha anunciado la retirada de Estados Unidos del acuerdo climático firmado en París en 2015, el histórico tratado de las Naciones Unidas que tanto trabajo costó conseguir. Trump comete un error que tendrá graves consecuencias para su país y para el mundo. Él afirma que intentará renegociar el acuerdo de París o redactar otro. Pero los líderes de todo el mundo ya han aclamado el acuerdo como un enorme avance en la lucha contra el cambio climático, una victoria de la cooperación internacional y una bendición para la economía global. Y eso sigue en pie. Entre los muchos problemas de la actualidad, el cambio climático es único, por su escala global. Afecta cada aspecto de la vida en el planeta, desde los ecosistemas y la producción de alimentos hasta las ciudades y las cadenas de suministro industriales. Verlo como un problema estrictamente “ambiental” es no comprenderlo en absoluto. Podemos darle a Trump el beneficio de la duda y suponer que sencillamente no comprende lo que implica su decisión. Pero está rodeado de asesores que comprenden muy bien lo que está en juego. Al darle la espalda al acuerdo de París, Trump aumenta la exposición de los estadounidenses a los efectos devastadores del cambio climático (muchos de los cuales ya son evidentes), y destruye puestos de trabajo en los pujantes sectores de las energías renovables y los autos eléctricos, que contratan cada vez más trabajadores de esos mismos que dice representar. Además, la decisión de Trump supone un menoscabo para EE. UU. y la renuncia a su papel de liderazgo mundial. Los otros firmantes del acuerdo de París respondieron a esta decisión con determinación, lo que demuestra la firmeza del acuerdo. El resto del mundo lamentará ver a EE. UU. rezagado por culpa de la decisión de Trump; pero no nos detendremos a esperarlo. Esto quedará en claro en la reunión de julio del G20 en Alemania. Europa, China, India, Canadá y los países de la cuenca del Pacífico y de Sudamérica ya reafirmaron su compromiso con los objetivos del acuerdo de París. Al poner a EE. UU. junto a los únicos dos países que no firmaron el acuerdo (Siria y Nicaragua), la decisión de Trump va totalmente a contramano del clima general de cooperación internacional. Las principales economías del mundo firman a diario nuevos acuerdos para colaborar en investigación y desarrollo, inversión en infraestructura y estrategia industrial, y cooperan para crear una economía no contaminante. Son áreas en las que habrá inversiones masivas, para las que el Banco Central Europeo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y muchas otras instituciones están ideando mecanismos de financiación. En tanto, fondos soberanos con inmensa influencia en el sistema financiero internacional ya redirigen sus inversiones hacia la economía verde. Parece haber una competencia internacional por ver quién se hace ecológico más rápido. La decisión de Trump es un golpe para muchos que trabajamos arduamente para aprovechar las oportunidades de la nueva economía. Pero por todo el territorio de EE. UU. surgen iniciativas cada vez más ambiciosas y amplias de lucha contra el cambio climático, a nivel estatal y municipal. El error histórico de Trump podrá ponerle obstáculos a esa acción colectiva, pero no detenerla.