
Entre escepticismo y optimismo: así se vivió la Consulta 2025 en el 24 de Mayo
Consulta 2025: calma en recintos de Quito, con voces divididas entre desconfianza y expectativa
La jornada electoral por el referéndum y consulta popular 2025 transcurre con calma en uno de los recintos tradicionales de Quito: el colegio 24 de Mayo. Durante las primeras horas de la tarde, el ambiente se mantenía ordenado y sin novedades, con un flujo constante pero moderado de votantes.
En los exteriores, Efraín Gualsaquí observaba la jornada con escepticismo. Reconoce estar cansado de la política y de los procesos electorales continuos. “Todos esperamos un cambio luego de esto, incluso cambio de presidente.
Tal vez la gente viene solo por el papelito y no como antes, cuando votar tenía un significado. Hoy estamos cansados de los políticos; siempre mienten”, dijo, reflejando la desconfianza de parte del electorado.
Ciudadanos expresan visiones divididas y piden unidad en la consulta
Pero no todos comparten esa visión. Para Néstor Landeta, este proceso aún puede abrir puertas. Asegura que Ecuador necesita un cambio profundo y que, si se logran acuerdos que beneficien al país, los resultados pueden ser positivos.
También hizo un llamado a la corresponsabilidad ciudadana: “Siempre estamos en contra de los que están a favor y a favor de los que están en contra. Necesitamos remar hacia el mismo lado para sacar adelante un país tan rico y con tantas cosas positivas”.
Dentro del recinto, Sandra Juiña visitaba a una persona que trabajaba en el proceso electoral. Para ella, lo fundamental en la democracia es que el voto “se haga sentir y sea respetado”.
Espera que, tras esta consulta, mejore la situación económica y exista una depuración de leyes claras y estables. “Ojalá haya realmente cambios y no que, al final, hagan y deshagan las normas”, señaló.
Entre comida y votantes, la jornada tomó más movimiento en horas de la tarde
Como ocurre en gran parte de los colegios electorales, la afluencia aumentó en horas de la tarde. Afuera, el movimiento comercial acompañaba la jornada: hornado, cebichocho y hasta un puesto de algodón de azúcar atraían a las familias que acudían a votar, convirtiendo los alrededores en un pequeño corredor gastronómico.
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