Ensenemos con nuestro ejemplo

Jesús dice que, para la cena navideña, no invitemos a nuestras relaciones cotidianas, que también nos pueden convidar, sino a personas de otra condición social o económica que no pueden recompensarnos (Lucas 14:12 a 14).

Los políticos y politólogos que se identifican con el pueblo y que defienden sus derechos deberían dar ese ejemplo de amor sin interés invitando a gente del pueblo a su mesa (sin hacer excepción de personas), para demostrarnos que hacen lo que dicen o escriben, y que practican lo que predican.

Ahí los quiero ver, diría Jesús, si es verdad tanta belleza.

Miguel Ulloa Paredes